La situación en las cárceles de Venezuela es el peor reflejo de la debacle en la que el chavismo ha sumido al país, y en los sitios de reclusión el concepto de derechos humanos es inexistente.
Por Miller Alvino
Así lo señala el abogado José Santoyo, quien manifestó que presos políticos y comunes, que prefieren mantener en reserva su identidad y lugar de reclusión por temor a ser asesinados, le hicieron llegar la denuncia de que en los calabozos policiales el hacinamiento es insoportable, sometiéndolos a condiciones infrahumanas.
“Es inaudito que los privados de libertad deban hacer colas para defecar en bolsas y orinar en envases plásticos, debido al colapso de la red de aguas servidas de los centros de reclusión. Son tratados como piltrafas humanas”
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El abogado refiere que muchos sufren de desnutrición severa, a lo que se suman las enfermedades como tuberculosis, VIH, escabiosis y ahora el Covid-19 que está afectando a buena parte de la población carcelaria del país.
«Si antes de la pandemia había retardos procesales, ahora muchos casos están abandonados, sin que se sepa su estatus ni tampoco qué pasará con sus causas. Los presos están en un limbo jurídico».
En los centros de detención hay muchas personas a las que ni siquiera se les ha llevado a juicio para determinar su responsabilidad penal o su inocencia, y todos sin distinción tienen derechos, que actualmente están siendo violados.
“Incluso, tengo conocimiento de que hay mujeres privadas de libertad compartiendo celdas con hombres”, precisó Santoyo.
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