La falta de distribución de diésel sobre todo en los estados productores del país, pone en jaque a situación económica que vive Venezuela, que de por sí ya está complicada, y que pudiera paralizarse completamente ante la imposibilidad de trasladar los alimentos y es que la mayoría de los productores venezolanos usan diésel como combustible.
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En un reportaje realizado por el Diario Tal Cual, conversaron con Pablo González, productor de carne de res, caña de azúcar, uva y maíz en el estado Lara, no recibe ni una gota de diésel desde noviembre. La preparación de sus tierras, los tractores, el sistema de riego, las cosechadoras y la planta eléctrica que tiene la finca para el personal y para los equipos de riego están parados. Para reiniciar operaciones en su unidad de producción, González necesita por lo menos 40.000 litros mensuales de diésel, que son unos 1.333 litros diarios, en promedio.
«La zafra de azúcar tuvo que haber empezado el 18 de enero y no ha podido porque no tenemos diésel y el mismo Central La Pastora tampoco ha podido arrancar la zafra por falta de combustible», señala. La producción de caña de azúcar de la finca es normalmente arrimada al Central La Pastora, que necesita, según González, 100.000 litros diarios aproximadamente.
Sin importaciones y con una escasa producción nacional, el país empieza a manifestar los síntomas de una inminente escasez de diésel. Las importantes fallas en el suministro del combustible, que han reportado productores, transportistas y organizaciones no gubernamentales, despiertan al fantasma de una paralización total de la economía, que registra desde 2013 una recesión que supera los colapsos de países que sufrieron guerras y catástrofes naturales.
Tres meses después de que el gobierno del expresidente estadounidense Donald Trump anunciara la suspensión de la exención de las sanciones contra Pdvsa que permitía el intercambio de petróleo venezolano por diésel, el país reporta problemas con el suministro del combustible y los expertos advierten las consecuencias que esto tendrá en la economía.
Hasta en Caracas se empezaron a ver a partir de mediados de enero largas colas de unidades que usan diésel (gandolas, camiones grandes y pequeños, autobuses de rutas extraurbanas y camioneticas del transporte público).
La escasa oferta de diésel llega menos de un año después de que se agravara la escasez de gasolina, que afectó el traslado de algunas mercancías, pero principalmente a los conductores particulares.
Los efectos de una escasez de diésel son mucho más perniciosos que los de la gasolina. Afecta todas las operaciones de los sectores agrícola, ganadero, manufacturero, distribución, además de las plantas eléctricas instaladas por empresas, comercios, clínicas y hospitales por el colapso del sistema eléctrico nacional y las centrales termoeléctricas.
«La gasolina es el combustible de los ricos, el diésel es el del pueblo», asegura el economista Luis Vicente León, presidente de la encuestadora Datanálisis. «Ese es realmente un combustible muchísimo más masivo y que por los momentos no tiene un mercado negro».
Armando Chacín, presidente de la Federación Nacional de Ganaderos (Fedenaga), asegura que en algunos estados, sobre todo en Apure y en el centro del país, tienen hasta cuatro meses con escasez de diésel. «Ahora son más. Tenemos nuestros cupos asignados, ellos (el gobierno) saben cuántos equipos de bombeo y maquinarias tenemos y cuánto diésel necesitamos al mes, pero lamentablemente no nos surten».
«La falta de diésel no solo nos afecta para ir y supervisar las unidades de producción, también los tractores, bombas de riego y para bebederos, la generación eléctrica en los sectores rurales, el transporte de los productos y los tanques de enfriamiento que necesitan los que llevan la leche a la industria, la cual trabaja también con diésel. Hacemos un llamado a que nos metan dentro de los sectores prioritarios y se nos abastezca dentro de la emergencia que hay», añade Chacín.
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