Sucesos

Empresario denunció que FAES lo golpearon en su negocio

Nicola di Gioia, empresario de Táchira, denunció que un hijo de Freddy Bernal junto con funcionarios de las FAES acudieron a su restaurante en San Cristóbal donde lo agredieron físicamente y amenazaron a varios que estaban en el sitio.

«Sangre por todos lados. Apenas me metieron el golpe, me agarró uno por detrás y me ahorcó y me tuvo un rato ahí y se me fueron las luces. Caí al piso. Los pocos clientes que estaban, la gente que trabaja ahí, todos empezaron a intervenir. Eran como ocho o nueve (los sujetos). Entraron al negocio, golpes para todo el mundo, celulares», contó el sujeto en su Instagram.

Relató que los efectivos de las FAES le dieron cachazos y lo esposaron mientras estaban bajo efectos del alcohol presuntamente.

Contó que le salieron chichones por los golpes que recibió en su cabeza.

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En ese contexto, asegura que Bernal ordenó a uno de los funcionarios que sacara dos granadas de la camioneta. «Entre su locura, se tropezó y se le cayó una granada y rodó hasta donde estaba yo. Menos mal que esa vaina tiene un seguro ahí metido. Arrodillado y sangrando. Lo que sentía era sangre, pero no sabía qué me habían hecho», apuntó.

Sostiene además que una mujer intentó mediar pero fue cacheteada, ahorcada y despojada de su teléfono celular que fue tirado al piso.

«El hijo del protector Freddy Bernal, Tamani Bernal, recogió la granada del piso y empezó a insultar al otro porque se le cayó. Pero la vaina se complicó dentro (del local comercial) porque le tiraban sillas, mesas, todo lo que conseguían al vigilante. De repente me agarraron y me llevaron al frente de mi negocio», explica.

Y continúa: «Cuando medio levanté la cara estaban apuntando con una pistola en la cara al vigilante. Entre todo eso, cuando el vigilante vio que no pudo más porque lo iban a matar, subió al segundo piso y se lanzó por la parte de atrás, como 10 o 12 metros de altura, y se partió las piernas. Se tuvo que arrastrar hacia un monte que estaba ahí. Ahorita está en silla de ruedas esperando dinero que nosotros tenemos que dar para pagarle la operación».

El empresario comenta que luego que el vigilante se lanzó, los uniformados se lo llevaron detenido junto a otros dos a la sede de la FAES.

«Yo no levantaba la cara, ¿qué iba a ser? El hijo del protector se sentó a mi lado y me pidió que le desbloqueara el teléfono: ‘Mira, maldito, desbloquéame el teléfono porque tú no sabes con quién estás hablando, yo soy el diablo, yo soy la ley en esta ****, nadie pasa por encima de mí en esta ****. O me desbloqueas el teléfono o te doy una coñaza peor».

Cuenta que accedió a la amenaza: «Me tocó desbloquearle mi teléfono. Que me revisara mis fotos, mis conversaciones, todo lo que él quiso revisar en mi teléfono, y luego me lo entregó. Y me dijo: te voy a dejar ir, espero que esto no pase a mayores. Como amenazándome para que me quedara callado. Me soltaron, salí, eran como las 2:30 am. Lo que quería era llegar a casa».

El comerciante subrayó que ayer lunes, cuando no estaba presente, la FAES se acercó a su negocio en tres ocasiones.

«Dejaron un número de teléfono al que yo me tenía que comunicar. ¿A qué voy a llamar a ese número de teléfono? (…) Ninguno, ni el hijo de Bernal ni el otro, dieron la cara. Mandaron a los perros de ellos y dijeron que no tenían conocimiento de lo que había sucedido. Después de que me tuvieron allá (en la sede), de me que dieron coñazos, de que me vieron entrar y salir, ahora la FAES no tiene conocimiento de lo que pasó», expresó.

Di Giogia por último pidió ayuda para compartir su video para conseguir una solución. Desconoce cuándo podrá volver a su negocio.

Una doctora también vivió el terrible momento

Quizá por ser médico pediatra y mujer, la sensibilidad de Laura Virginia Hurtado es mayor. El fin de semana un grupo de funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) golpeaba a un hombre por un altercado con vehículos y al sospechar que alguien, desde la feria de comida habría podido grabar, se fueron hacia los locales y ahí se desató el infierno.

Ella no sabía entonces que, entre ellos, el hombre que le causó tanto miedo es Tamami Bernal, hijo del llamado protector del Táchira, una figura impuesta por Nicolás Maduro y que ahora es diputado de la Asamblea Nacional del chavismo, integrante de la Comisión de Política Exterior.

Eso ocurrió en la única feria de comida Food Truck que hay en San Cristóbal, capital del estado Táchira, exactamente en la avenida Los Agustinos. “Fue en el salón donde la gente se sienta a comer”.

Fui agredida física, verbal y psicológicamente por funcionarios de FAES en el estado Táchira. Me colocaron una granada en la cara, me golpearon y me amenazaron con activarla”.

Los funcionarios se dirigieron hacia la feria de comida a quitarles los celulares a quienes se encontraban en el lugar. “A un hombre que se negaba a entregar su teléfono, lo golpearon en la cabeza causándole una herida: corrí a ayudarlo. Saqué mi teléfono para llamar a emergencia, uno de los funcionarios me lo arrancó de las manos y lo lanzó contra el asfalto”.

Con información de: Infobae


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