Sucesos

Mujer asesinada por su padre quiso evitar que su hija sufriera incesto

Ruth María Lasso Ahumada, de 35 años, asesinada el pasado sábado en la trocha de Juan Frío, lado colombiano, por su padre y expareja a la vez, buscó en abril de 2020 protección para su niña, quien en ese entonces rayaba los seis años.  La ciudadana temía que su pequeña viviera su mismo infierno: el incesto.

Durante ese mes, en pleno inicio de la pandemia, acudió al Sistema de Protección del Niño, Niña y Adolescente, en el municipio Bolívar, con el propósito de hallar una mano protectora para su infante. Ese fue el momento en el que se atrevió a romper el silencio. “Como la pareja (su padre) la llevaba a todos lados, ella le dijo que iba a una reunión política”, relató el funcionario entrevistado, en exclusiva, por el equipo reporteril de La Nación.

El hombre, quien la asesinó en la trocha, delante de su hijo de 18 años y un hermano de 13 años, era mototaxista y no la dejaba salir sola.  Mientras la conversación avanzaba (abril de 2020) y Ruth entraba en más detalles, el sistema de protección decidió que debía contar con la presencia de la psicóloga de la institución. “En ese momento, ninguno de sus hijos sabía que su padre era también el papá de su mamá”, destacó la fuente.

Entre las primeras recomendaciones arrojadas por el sistema de protección, destaca la medida de alejamiento para que el sujeto no tuviera más contacto con la menor, y que Ruth María, junto a sus dos hijos, pudiera mudarse de su residencia. “El hombre no la dejaba trabajar, ni aprender algún oficio”, prosiguió.

Lo que logró aprender, al final, fue el oficio de modista, pero sentía que no era suficiente para independizarse por completo. En ella, según reflejó en aquellas conversaciones con los funcionarios, residía un enorme temor por quien terminó asesinándola el sábado 28 de agosto. Además, dependía económicamente de él.

Las dejó al cuidado de su padre

Los primeros años de su vida, Ruth los pasó con su madre, quien decidió entregársela a su padre cuando ella tenía 13 años y su hermana 16. “Las dos quedaron bajo custodia de su progenitor, quien en esa época vivía en Colombia”, fue parte del testimonio de Ruth María al asistir ante los integrantes del sistema de protección.

Los abusos por parte del progenitor, de acuerdo con el testimonio de Ruth, empezaron con su hermana, de 16, quien fue hallada muerta, en circunstancias extrañas, una vez la joven quiso independizarse de su padre. “Ella (Ruth) presumía que era su padre el responsable de su desaparición física”, señaló el funcionario consultado.

Frente a este relato, los consejeros, junto al psicólogo, fueron trabajando con Ruth el tema de su hijo mayor, quien tenía derecho a saber que su padre era, al mismo tiempo, el progenitor de su mamá, y con quien había mantenido una relación sentimental durante varios años. “Ese era el primer paso, pues ya estaba grande; en ese instante contaba con 17 años”, manifestó.

“Ella le tenía pánico y dependía económicamente de él”, recordó el representante del sistema de protección, para luego subrayar que Ruth, por un tiempo, decidió no regresar más a las entrevistas con los consejeros. “Hicimos revisión del caso y nos fuimos hasta el lugar donde residía la mujer, junto a sus niños y pareja (también papá)”, acotó.

Medida de alejamiento

Para el Sistema del Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente, estaba claro que la pequeña se encontraba en una situación de riesgo, razón por la cual le aplicaron al padre la medida de alejamiento. No obstante, se supo que Ruth incumplió en varias oportunidades con ese punto, al llevar a sus hijos para que los viera su progenitor.

Durante ese proceso, el hombre se negaba a cumplir con la medida y tuvo que participar un funcionario de la guardia, que se hallaba apostado en Llano de Jorge, quien le hizo entender la norma. Fue en ese instante cuando gran parte de sus vecinos, en el sector de Unión Socialista, de la zona sur del municipio Bolívar, se enteraron que Ruth era la pareja de su padre.

“Es que si yo no actúo, me voy a morir”, les comentaba Ruth a los representantes del sistema de protección de menores. Sin embargo, al planteársele que denunciara a su pareja ante el Ministerio de la Mujer y el Cuerpo de Investigaciones, Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), la hoy occisa se negaba.

Incluso, en una ocasión, los consejeros, la psicóloga y miembros de la Defensoría del Pueblo la llevaron hasta el Cicpc, donde, al final, se negó a denunciar al hombre. “Ella sí quería proteger a su niña, y por eso acudió a nosotros, pero no se atrevía a denunciarlo directamente a él. No guardaba rencor”, agregó la fuente consultada.

Mientras los encuentros con los funcionarios avanzaban, la insistencia sobre la denuncia era constante. “Ella se mantenía negada a denunciarlo directamente frente a las instituciones correspondientes”, recalcaba el funcionario entrevistado, mientras dejaba claro que la joven permaneció en contacto con el sistema de protección durante seis meses.

“Cuando una persona es vulnerable, y tiene un agresor constante, hay un lazo de afinidad que se genera con el agresor, y es difícil poder llegar a juzgar o decir que ella no iba a ceder”, manifestó la fuente consultada, quien recomendó que lo mejor para romper con ese tipo de escenario es el alejamiento.

Menor en manos de las autoridades

La actuación del Consejo de Protección del Niño, Niña y Adolescente no concluyó. Mientras se consigue un familiar apto para su cuidado, la institución debe brindarle el cobijo a la niña, de siete años.

Esta medida también busca evitar que su progenitor, de quien su madre en vida deseaba aislar, termine al lado de ella. En este sentido, el sistema de protección pide a las familias de la frontera no temer a la denuncia, a dar a conocer estos casos.

Ruth María Lasso Ahumada no siguió con las denuncias. Su cuerpo fue apuñalado en horas de la noche del pasado sábado, 28 de agosto, en la trocha de Juan Frío, por su padre y expareja.

20 audios de  una mujer perseguida

Ruth María Lasso Ahumada, en conversación con su tía, media hora antes de que su expareja y padre la asesinara en la trocha de Juan Frío, lado colombiano, le pedía encarecidamente a su pariente que se encerrara y protegiera a su niña, de siete años.

El equipo reporteril de La Nación escuchó los últimos 20 audios que la ciudadana logró enviarle, vía WhatsApp, a su familiar, mientras caminaba hacia la entrada a la trocha.  Se nota que en ese momento era una mujer acorralada, incomprensiblemente, por su padre y expareja.

1.— Doris, hágame un favor, cierre esa puerta con seguro y no me le vaya a abrir por nada del mundo a mi papá, si llega a llegar allá, por favor.

2.— Por favor, Doris, ciérreme esa puerta, y si llega a ir mi papá, no me le abra por nada del mundo.

3.— No le vaya a comentar a mi mamá, porque no la quiero alterar; voy a pata para la casa, hágame ese favor. Si llega a llegar por allá, no me le abran; cierren esas puertas, ciérrenme esas puertas.

4.— Dígale a Jorlean que cierre bien esas puertas; y ojo con la niña; cierre esas dos puertas, la del patio y la del frente; no me deje entrar a nadie, por favor. Yo voy a pata para la casa.

5.— No, no, no; borracho no está, sino que le pica el loco.

6.— Sí, mami, yo tengo cuidado. No mami, yo voy a pata para Juan Frío, no ve que voy sin un peso, no tengo para el pasaje, voy subiendo a pie para Juan Frío, voy a pie. Por eso le digo que si no le contesto, es porque el teléfono se me apagó. Voy subiendo a pie, y qué más, yo ahora llego, voy a pie.

7.— ¿Las muchachas irían por las costuras, irían por lo que yo tenía allí?

8.— Es que el hijo de (…) siempre con sus cuentos y sus películas todas raras, porquería ese, es un hijo de p…, quería que yo lo llevara para la casa y le dije que no, que para la casa no lo iba a llevar; insistía, y le dije no, usted llega a la casa y yo lo mando a sacar, créeme que sí lo hago pasar un mal rato. Ay, usted no me va a hacer eso delante de mis hijos, y le dije no me desafíe, porque usted no sabe quién soy yo.

9.— Entonces, eso es lo que está haciendo, me está desafiando, de que yo no voy a ser capaz de mandarlo a sacar como a un perro. Le dije, allá usted si le quiere hacer pasar un mal rato a sus hijos, pero no me desafíe.

10.—  Pues yo voy subiendo a pata, ya falta menos, ya falta un poco menos, pero mirando a ver a qué carro le pido la colita hasta arriba, a Juan Frío, pero ya llevo bastante caminando.

11.—  Mami, mande a Jorlean, con el teléfono de Dayan, para que se alumbre por el camino; mándelo para que él venga a buscarme a mí.

12.—  Sí, sí, mándeme a Jorlean, que se traiga el teléfono de Dayan para que se alumbre en el camino.

13.—  Y sale Jorlean y se encierran, no me le vaya a abrir a nadie. Si es posible, entonces, apague luces y todo.

14.—  Sí, claro, no ve que me dijo que me iba a dar una plata, que me iba a dar lo del transformador y eso, que tenía una plata para darme, pues me vine a lo que me iba a dar, y salió fue “empeliculado”, y con cuentos raros allí…. No aprende y no aprendo.

15.—  El teléfono este ya casi se me va a apagar, no demora en  apagarse; si no le respondo más es porque el teléfono se me apagó. Mande a Jorlean, mande a Jorlean.

16.—  ¿Se vino Dayan, también?, enciérrese usted allí con la niña, mita.

17.—  Es que se me hace raro que no hubiera llegado, ya era para que hubiera llegado.

18.—  Ya yo voy llegando acá, gracias a Dios, ya estoy en la entrada de Juan Frío, ya casi llego a la trocha, a la entrada de la trocha.

19.—  Se me hace raro es que él no haya llegado; será que me estará esperando por ahí.

20.—  ¿Hace cuánto se vinieron?

Con información de: La Nación


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