El 11 de abril de 2002 se inició en Venezuela uno de los pasajes que marcarían la historia venidera de ese país. Ese día, la muerte de varios venezolanos en el Puente Llaguno, en medio de una manifestación, hace que Chávez salga de la sede del Ejecutivo al día siguiente, el 12 de abril, para ser trasladado a diferentes sitios hasta dejarlo recluido en la isla Oricha.
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El Estado Mayor anuncia la renuncia del mandatario, algo que es desmentido posteriormente. Sin embargo, en su lugar asume como presidente transitorio el empresario Pedro Carmona, que deroga la constitución bolivariana.
Las protestas masivas de los venezolanos y la presión internacional hicieron que este proceso que duró cuatro días tuviese como resultado final la liberación de Hugo Chávez y su retorno al Palacio de Miraflores.
Nace un caudillo
Lo ocurrido durante esos días está lleno de acusaciones cruzadas y acciones de parte de los golpistas y de los partidos opositores que finalmente fueron aprovechadas por Hugo Chávez, haciendo que su figura alcanzara finalmente el umbral del caudillo, el «héroe que Venezuela necesitaba”. En definitiva, esta intentona golpista lejos de debilitar o alejar a Chávez del poder terminó por fortalecerlo y volverlo trascendente.
El golpe que catapultó a Hugo Chavez
Así lo ve el historiador y profesor de la Universidad de Caracas Agustín Blanco Muñoz, quien explica a DW que este «intento golpista se produce en un momento en que ya había una profunda desestabilización en el orden institucional venezolano. No obstante, este triunfo del comandante Chávez alimentó su figura de salvador de los venezolanos, pero en la realidad esto no fue así. Con su retorno al poder se volvió más potente y prepotente en la línea del caudillismo, se fue sintiendo él mismo más libertador”.
«El chavismo consiguió un espacio abierto desde la intentona golpista de 2002, lo que fue ratificado posteriormente por el referéndum revocatorio del 15 de agosto de 2004, donde Chávez gana”, agrega Agustín Blanco.
Un golpe profundo para la oposición
Para el politólogo venezolano Yosbert Vásquez ningún gobierno que se inicie con un golpe de estado puede ser bueno, «siempre detrás de un golpe de estado hay una crisis”, dice a DW. Vásquez detalla que el fracaso golpista contra Chávez se debió a las contradicciones de sus propios verdugos y opositores, algo que Hugo Chávez utilizó, a su juicio, para regresar al poder.
«El golpe de estado de 2002 hizo a Chávez más fuerte sin ninguna duda, porque si revisamos las encuestas históricas, posteriores al golpe que él vive, nos damos cuenta que la aceptación de Chávez entre los venezolanos crece en lugar de bajar”.
Yosbert resume los efectos de este intento golpista en tres: «primero está el debilitamiento de los liderazgos más importantes entre las fuerzas opositoras que había en el país, su comportamiento durante las horas en que Chávez estuvo secuestrado hizo que ellos mismos cayeran en una deslegitimación, que hasta el día de hoy les sigue dando un saldo muy negativo. En segundo lugar, las instituciones del Estado venezolano se convirtieron más en un brazo político que en un brazo articulador de las necesidades de los ciudadanos. Y por último, paradójicamente ese golpe de estado le da una trascendencia a Hugo Chávez en comunidad internacional».
El legado de Chávez
El sistema político y económico que dejó Hugo Chávez en Venezuela tras su muerte han determinado el devenir del país sudamericano que lleva décadas enfrentando una grave crisis económica que solo empeora con los años y hasta el momento no tiene una salida clara. Por esto, el legado de Chávez tiene más oscuridad que claridad.
Agustín Blanco lo plantea como algo complejo, «es difícil hablar de legado en un sentido positivo en este caso, porque cuando hablamos de legado, en el contexto de este proyecto de socialismo-comunismo, sin ser anticomunista, solo puedo decir que, desde el hecho histórico del golpe de estado contra Chávez, en estos 20 años, no se han visto mejoras, ni cambios que se puedan considerar como aciertos o avances. Más bien hay una continuación de los males comenzando por la inestabilidad institucional, seguido por la represión permanente y por la pérdida diaria de libertades, además de un aumento de inseguridad”, señala el historiador venezolano.
Por su parte, el politólogo Yosbert Vásquez apunta a que «si hablamos de legado, y tratando de ser justos, creo que se puede decir que desde el punto de vista sociopolítico, Hugo Chávez llevo a que los venezolanos tengan mayor interés en el sistema político, en el poder. Anterior a Chávez había una apatía por todo lo referente al Estado. También creo que impulsó o trató de impulsar algunos cambios en la estructura del estado venezolano como la simplificación de la burocracia, tratar de otorgar mayor organicidad y poder en las manos del ciudadano, pero luego todo eso se desvirtuó, y la intención inicial se convirtió en una aberración que terminó en un liderazgo político dañino para la población”, apunta.
Con información de La Semana
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