Sostener la excitación sexual antes de terminar es una de las instancias más placenteras de la intimidad, tanto en pareja como en soledad. Si bien no es un ningún truco mágico, el edging consiste en retrasar el orgasmos, a través de diferentes métodos.
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Se trata de una técnica que combina aspectos físicos y psicológicos para conseguir eyaculaciones y orgasmos más intensos. Sigue leyendo y entérate cómo practicarla y cuáles son sus beneficios.
¿Qué es edging?
¿Alguna vez intentaste distraerte, modificar la postura o tocar otras partes del cuerpo para reducir la excitación durante el acto sexual? Entonces recurriste a la técnica del edging, donde se buscan orgasmos más potentes, a través del ida y vuelta, en la intensidad del acto erótico.
La clave es llegar hasta el límite del orgasmo, pero evitarlo, para luego bajar el ritmo por unos minutos y volver a la misma instancia. El término «edging» tiene una traducción literal poco relacionada. Más bien se vincula con ‘borde’ o ‘precipicio’, para remitir al límite donde hay que llegar sin traspasar.
También se conoce como «control del orgasmo» y es tan funcional para hombres como para mujeres. A nivel físico, el flujo sanguíneo que se dirige a la zona pélvica y genital se mantiene para generar una mayor sensibilidad. El resultado es un clímax más intenso y un momento de liberación que produce orgasmos más placenteros.
Consejos para practicar edging
Si bien esta técnica suele ejecutarse de manera inconsciente— y es muy probable que alguna vez lo hayas hecho—, existen estrategias para mejorarla. Lo primordial es comunicarse con tu pareja, si lo realizas en conjunto, para que no se sorprenda si se extiende el acto.
Ir paso a paso
En principio, veamos cómo practicarlo de manera más específica.
- Estimular a tu pareja y a ti mismo durante el sexo, al punto de quedar cerca del orgasmo.
- En ese momento, en lugar de terminar, reducir el nivel de excitación. Variar la intensidad y buscar elementos de distracción es una vía efectiva para lograrlo.
- La reducción del ritmo debe ser cuidadosa y gradual. No extenderse por mucho tiempo para no romper el clima. Lo importante es alejarse un poco del orgasmo.
- Repetir el acto dos o tres veces hasta impulsar un deseo potente de terminar.
- Estimular hasta llegar a un orgasmo más intenso, gracias a la liberación de mayor tensión y excitación acumuladas.
Pensar en otra cosa
Aunque parezca sencillo, no siempre es fácil detener o reducir el impulso. Una estrategia favorable es buscar elementos de distracción, como pensar en tareas pendientes que nada tengan que ver con sexo. Olvidarse por un instante del placer es un modo de controlar el orgasmo a partir del pensamiento.
Cambiar la postura
Modificar la postura implica un leve freno del acto que funciona para reducir la intensidad. Además, habilita la exploración y evita que caigamos en la monotonía. Existen numerosas posturas sexuales que puedes probar con tu pareja.
Considerar el tiempo
Si crees no tener problemas con el proceso del edging, pero te surgen dudas sobre el tiempo que puede sostenerse, considera dos o tres vueltas por acto. Se trata de una estimación general, ya que depende de cada persona, del vínculo íntimo que sostengan, del contexto y del deseo mutuo.
Apartar un poco a la pareja
Otro elemento de distracción es alejar un poco a la pareja durante el acto. El contacto permanente puede ser difícil de manejar al momento de reducir la excitación. Para no ser tan brusco, también es posible contactar otras partes del cuerpo que no remitan al placer sexual.
Con información de Mejor con Salud
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