Una de las tormentas de viento más feroces que se han registrado en décadas ha sacudido con fuerza el norte y centro de China, provocando una alteración significativa en la vida diaria de millones de personas en importantes centros urbanos como Pekín, Tianjin y Zhengzhou. La intensidad del fenómeno meteorológico ha sido catalogada por expertos como la más severa en muchos años.
La virulencia del viento obligó a las autoridades a tomar medidas drásticas, incluyendo la cancelación de más de 700 vuelos en diversos aeropuertos de la región, la suspensión de varias rutas ferroviarias y el cierre preventivo de emblemáticos sitios históricos y turísticos de renombre mundial, buscando garantizar la seguridad de la población y evitar posibles incidentes.
En la capital, Pekín, la situación alcanzó niveles alarmantes. Las ráfagas de viento llegaron a superar los 46,8 metros por segundo, un equivalente al nivel 15 en la escala china de intensidad del viento. Esta magnitud es extremadamente inusual para el mes de abril, lo que llevó a las autoridades municipales a emitir una alerta naranja, el segundo nivel más alto de emergencia. Esta alerta no se activaba en la ciudad desde hacía más de una década, lo que subraya la excepcionalidad del evento climático.
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Como una medida de precaución sin precedentes ante la fuerza del viento, se emitió una recomendación enfática a los residentes que pesaran menos de 50 kilogramos para que permanecieran resguardados en sus hogares, ante el riesgo real de ser arrastrados por las potentes ráfagas.
El sistema de transporte público también se vio severamente afectado. El metro de Pekín experimentó interrupciones y significativos retrasos en varias de sus líneas, complicando los traslados de los ciudadanos. Los parques urbanos, espacios de esparcimiento habituales, fueron cerrados al público o se reforzaron sus estructuras para evitar accidentes. Además, cuadrillas municipales fueron desplegadas por toda la ciudad con la tarea de talar árboles que representaban un peligro inminente de caída debido a la fuerza del viento.
Los primeros reportes indican que solo en Pekín, la tormenta derribó al menos 300 árboles y causó daños a 19 vehículos. Afortunadamente, hasta el momento, no se han reportado víctimas fatales como consecuencia directa del temporal en la capital.
Imágenes impactantes difundidas a través de medios de comunicación locales y redes sociales dan cuenta de la magnitud de la tormenta, mostrando techos de edificios arrancados por el viento, ramas de árboles de gran tamaño colapsadas sobre calles y vehículos, y estructuras metálicas de diversa índole retorcidas y deformadas por la fuerza de la naturaleza.
Este fenómeno meteorológico extremo ha sido atribuido por los expertos a la llegada de un poderoso vórtice polar proveniente de la región de Mongolia. La masa de aire gélido y las fuertes corrientes atmosféricas asociadas han afectado a vastas extensiones del norte y centro de China, generando un impacto meteorológico y logístico sin precedentes para esta época del año en la región. Las autoridades se mantienen en alerta y continúan evaluando los daños y trabajando para restablecer la normalidad en las áreas afectadas.
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