La multicampeona olímpica y plusmarquista mundial, Yulimar Rojas, protagonizó un momento histórico y profundamente emotivo para el deporte venezolano. La atleta regresó a competir en el lugar que la vio nacer y crecer como deportista: el Estadio Olímpico Nacional Brígido Iriarte de Caracas.
Este evento, que tuvo lugar el pasado sábado 27 de septiembre en el marco de la III parada de la Liga Nacional de Atletismo, marcó el fin de una ausencia de 10 años en la pista caraqueña.
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El reencuentro de la Reina del Salto Triple con la afición venezolana en su suelo patrio no fue solo una competencia más; fue una celebración de sus raíces y su trayectoria, generando una atmósfera de júbilo y nostalgia entre los presentes.
Un triunfo inapelable y con significado personal
La siete veces campeona mundial demostró su hegemonía en la pista a pesar de la emotividad del momento, logrando un triunfo claro en la prueba de Salto Triple. Rojas se impuso con un mejor registro de 14.38 metros en el mejor de sus seis intentos.
Aunque tres de sus saltos fueron declarados nulos, la campeona también registró marcas sólidas de 13.85 metros y 14.24 metros, consolidando su dominio sin encontrar rival en la prueba.
En el podio, Yulimar Rojas estuvo acompañada por Ornelis Ortíz (Distrito Capital), quien logró una marca de 12.84 metros, y Yariana Carpio (Lara), con 12.62 metros.
Este regreso a las competencias en casa tiene una doble connotación: Por un lado, es la vuelta al Brígido Iriarte, un símbolo de sus inicios. Por el otro, representa su exitoso retorno a la alta competencia luego de haber superado recientemente una lesión, lo que la llevó a ganar la medalla de bronce en el reciente Mundial de Atletismo en Japón.
Revivir a «Aquella Niña»
La deportista expresó abiertamente la carga emocional que significó volver a saltar en el estadio capitalino.
«Volver es lo que siempre quise hacer, era algo que me pedía mi corazón, mi cuerpo. Estar aquí después de 10 años no tiene precio», declaró Rojas a los medios presentes.
Subrayó que la experiencia fue más allá de lo deportivo: «Saltar en el Brígido Iriarte fue revivir a aquella niña que comenzó aquí con un sueño, con un objetivo».
La conexión de Rojas con este espacio deportivo es profunda, recordando sus primeras proyecciones en una carrera que la ha llevado a romper récords mundiales y a obtener el máximo galardón olímpico.
Su presencia revitaliza el deporte nacional e inspira a una nueva generación de atletas venezolanos a seguir sus pasos.
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