Una ambiciosa cumbre de las 20 principales economías del mundo. Aunque la reunión del G-20 en Roma, Italia, no es un encuentro dedicado exclusivamente al cambio climático, el tema ambiental ocupa el primer orden del día, tras la apertura del anfitrión, el primer ministro italiano, Mario Draghi.
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Los líderes políticos de las naciones que representan el 80% de la economía mundial y de las emisiones contaminantes se apresuran a fijar acuerdos clave en esta materia antes de trasladarse a la COP26, que inicia en Glasgow, Escocia, desde este domingo 31 de octubre. Es considerada la última oportunidad significativa para mitigar la que ya es considerada la gran crisis mundial: el cambio climático.
Sin embargo, advirtió que el mundo se encuentra contra reloj para frenar las consecuencias que serán difíciles de controlar. «No vamos a detener el calentamiento global en Roma ni en esta reunión de la COP (…) Lo máximo que podemos esperar es frenar el aumento» de las temperaturas, admitió.
«Seamos claros: existe un grave riesgo de que Glasgow no cumpla», afirmó Guterres al indicar que los compromisos formales actuales de los gobiernos «todavía condenan al mundo a un funesto aumento de 2,7 grados» en las temperaturas globales.
Putin pide al G-20 “el reconocimiento mutuo de vacunas”
Cerca de dos años después de que irrumpiera la pandemia del Covid-19, cómo superar la crisis sanitaria y sus consecuencias económicas también abarca el foco del G-20. Sin embargo, las prioridades divergen y la lucha es dispareja
El presidente Vladimir Putin, quien participa del encuentro de forma virtual, abogó por “el reconocimiento mutuo de las vacunas”.
El Mandatario ruso se refirió a la negativa de las autoridades sanitarias en Estados Unidos y Europa; así como por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) a avalar su biológico contra el nuevo coronavirus: Sputnik V.
La inyección rusa contra el Covid-19, sin embargo, ha sido aceptada en varios países de América Latina como Argentina y México.Previamente, el Fondo Monetario Internacional ha dejado claro que la máxima prioridad para la recuperación económica es sencilla: acelerar la vacunación de la población mundial.
No obstante, en el marco de la cumbre Guterres culpó a las divisiones geopolíticas de obstaculizar el plan mundial de inmunización, pues “ha pasado a un segundo plano frente al acaparamiento y el nacionalismo de las vacunas», sostuvo.
El representante de Naciones Unidas explicó que mientras en los países más ricos las personas reciben una tercera dosis de los fármacos, solo el 5% de los africanos han sido completamente inoculados.
En este contexto y horas antes de su llegada a Roma, Johnson prometió que el Reino Unido donaría 20 millones de dosis de AstraZeneca a los países en desarrollo.
Pero el incumplimiento de este tipo promesas retrasan la meta. Las dosis donadas llegan a una mínima fracción de lo que se necesita.
La semana pasada, una investigación de People´s Vaccine Alliance reveló que solo el 14% de los fármacos prometidos por las potencias han llegado a las naciones más pobres.
Arabia Saudita promete “apoyar la estabilidad de los mercados energéticos”
Otra de las principales preocupaciones de los líderes mundiales gira en torno a la crisis energética. En momentos en que los problemas en la cadena de suministro y el aumento de los precios de la energía eléctrica amenazan a varios países, incluidos los más desarrollados.
Asimismo, y durante su intervención de forma remota en el primer día del encuentro, afirmó que respalda los esfuerzos para suministrar energía limpia al mundo.
Biden subrayaría la importancia de encontrar una mayor estabilidad en la comercialización de los carburantes, por el bien de una economía global que ha sido gravemente golpeada por la pandemia.
Hasta ahora, la OPEP, liderada por Arabia Saudita y sus aliados, incluida Rusia, han ignorado los constantes llamados de Biden a aumentar la producción, a un ritmo más acelerado del actual, de 400.000 barriles por día cada mes, hasta el próximo año.
Con información de: Reuters, AP y medios locales
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