Este lunes 1ro de agosto se celebra el día Mundial de la Alegría, una fecha instaurada por el colombiano Alfonso Becerra desde 2010 en el Congreso de Gestión Cultural celebrado en Chile, y cuyo propósito es fomentar y estimular la alegría como una parte fundamental de nuestra salud mental.
Es sencillo oír y hablar acerca de la alegría, y aunque puede ser definida y manifestada de diversos modos y puntos de vista, hay algo en lo que todos coincidimos: es una emoción que nos llena de placer, bienestar y que nos facilita la vida y la socialización y convivencia con nuestro entorno. Cabe preguntarse si realmente entendemos la alegría, y qué hacemos para fomentarla junto a otras emociones positivas que nos llenan de vida, y si la aprovechamos sabiamente.
¿Qué es la alegría?
La RAE la define como un sentimiento grato y vivo que suele manifestarse con signos exteriores, es decir, con risas, saltos y otros gestos que denotan júbilo. Por su parte, los psicólogos decimos que la alegría es una emoción positiva que surge en respuesta al logro de alguna meta u objetivo deseado, la observación de la felicidad de alguien a quien valoramos, la contemplación de algo que nos parece hermoso o cuando se atenúa o disminuye un estado de malestar. La alegría no es felicidad, ya que esta última es un estado permanente, en cuyo caso, ser feliz será el resultado de una prolongación en el tiempo de la alegría.
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No podemos generalizar entonces una sola y absoluta definición, así como tampoco es posible generalizar que todos la experimentemos del mismo modo, Lo que sí se puede asegurar, es que una persona que percibe emociones como la alegría, optimismo, buen humor, motivación e incluso amor, será el beneficiario de múltiples beneficios en su salud.
A nivel hormonal cuando nos sentimos alegres generamos serotonina, que atenúa el estrés y ansiedad. Bajo estados emocionales alegres somos más creativos, más propensos a la interacción con los demás, más serviciales. Además la alegría aumenta nuestras defensas, por lo que se puede decir que una persona alegre es más saludable.
Beneficios
Además de lo anteriormente, podemos enlistar los siguientes beneficios:
- Disminuye el estrés, debido a la producción de neurotransmisores que coadyuvan en la atenuación del estrés.
- Aumenta el autoestima, ya que nos permite a tener una valoración mucho más positiva y favorable sobre nosotros mismos.
- Mejora el rendimiento a nivel académico, laboral y personal, ya que al estar más motivados, somos más productivos.
- Nos fortalece emocional e inmunológicamente. Somos más fuertes ante las circunstancias cotidianas de la vida, así como seremos más fuertes ante las enfermedades.
- Mejora el sueño.
Entrenando la alegría
Estar alegre implica percibir o sentir la emoción que se produce como respuesta a algo placentero, dicho de otro modo, necesita un entrenamiento para que podamos reconocerla, disfrutarla y aprovechar sus beneficios, así pues es recomendable:
- Auto-reconocimiento. Conocerse a sí mismo da la oportunidad de identificar cuáles son esas cosas que nos hacen felices: Salir con amigos, hacer feliz a un niño, o a cualquiera, sonreír, correr, jugar, saltar, bailar, escuchar música, en fin, reconoce en ti aquello que en verdad disfrutas y te hace sentir alegre.
- Revisa tu auto-concepto. Aprender a tratarnos con acierto, aceptar críticas, reconocer nuestros errores y trabajar en ello, ayudará a aceptarnos a nosotros mismos.
- Aprecia lo positivo. Dedica unos minutos del día para agradecer el privilegio de cosas simples como disfrutar de su familia. Según Ben-Shachar, las personas que lo hacen son más felices, más exitosas y sanas.
- Asume el fracaso como una enseñanza. A nadie le gusta fracasar, pero si buscas lo que has aprendido de la experiencia tendrás una perspectiva positiva ante la adversidad. Nunca se pierde, se gana o se aprende, pero nunca se pierde.
- Ser asertivos. Significa expresar pensamientos y sentimientos de forma amable, honesta, directa y correcta.
- Resolución de problemas. Considerando que se trata del proceso a través del cual identificamos los medios efectivos para enfrentarnos a los problemas de la vida diaria, incluyendo tanto la generación de soluciones como la toma de decisiones.
- Empatía. Permitirá conectarse emocionalmente con los demás individuos, pudiendo percibir, reconocer, compartir y comprender a los demás.
- Habilidades de resolución de problemas. La vida no es siempre alegre y en muchas ocasiones se generarán conflictos que debemos saber solucionar de una manera adecuada para que no repercutan en nuestra alegría.
- Se empático con los demás. Para poder disfrutar de la alegría debemos ser empáticos y no alegrarnos del mal ajeno.
- Pide ayuda. Si no eres capaz de entrenar tu alegría o si la alegría inunda tu vida (como hemos visto la alegría excesiva se puede producir en episodios maníacos) pide ayuda
Es importante recordar que el bienestar y pensar favorablemente es algo que tenemos que controlar e intentar ejercitar cada día, en cada detalle y momento. No obstante, no siempre experimentamos alegría por las mismas cosas o del mismo modo, a veces puede ser superficial o manifestarse sin motivo aparente, o incluso ser síntoma de que algo no funciona bien. En caso de no encontrar la capacidad para entrenar el pensamiento en función de una vida más alegre, siempre es más recomendable acudir terapia psicológica.
Nuestra columnista
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