Yessica Duque es una de las tantas historias de venezolanos talentosos que dejan en alto el gentilicio de nuestro país.
Es originaria de Maracay estado Aragua y hace más de 10 años emigró a Holanda. Allí tuvo dos hijos junto a su esposo, un ingeniero maracucho.
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Yessica nos cuenta que ese país le permitió descubrir que su vocación no era ser diseñadora gráfica, profesión que ostentaba al salir de Venezuela, allá se convirtió en fotógrafa gastronómica.
Sus imágenes son tan mágicas que la directora del Castillo de Muiderslot, la convocó para que expusiera, por dos meses, sus mejores 20 fotos.
Yessica es también amante de la cocina y nos cuenta que luego de fotografiar sus ingredientes culinarios, los prepara y comparte con amigos y familiares. «En mi casa no se desperdicia la comida», dice esta aragüeña desmontando el mito de que la fotografías gastronómica no es digerible.
Agradece la oportunidad de representar a Venezuela con humildad, valor que da como consejo a los migrantes. También les dice que no desaprovechen las oportunidades, porque por muy pequeñas que sean, «no sabes que otras puertas se pueden abrir».
Dice que quiere volver a Venezuela para que sus dos hijos, conozcan la tierra de sus padres.
«Yo sueño con retirarme en Venezuela. Siempre le digo a mi esposo, que quiero comprarme un terrenito en La Colonia Tovar (Aragua) y ponerme a hacer mermeladas y tortas. Retirarme en un país cálido».
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