Un total de 217 ciudadanos venezolanos arribaron este miércoles 1 de octubre al Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, en el estado La Guaira, como resultado de un nuevo operativo de deportación coordinado entre los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela. Este vuelo, que partió de El Paso, Texas, representa el número 72 de la llamada Gran Misión Vuelta a la Patria, el programa gubernamental que gestiona el retorno de migrantes venezolanos.
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La información, difundida por el Ministerio de Relaciones Interiores, Justicia y Paz a través de sus canales oficiales, detalla que la aeronave, operada por la aerolínea estadounidense Eastern, transportó a 209 hombres adultos, 4 mujeres y 4 niños menores de edad. La desproporción en la composición del grupo, con una gran mayoría de hombres, es un patrón que se ha mantenido en los vuelos de repatriación forzosa desde que se reactivó el acuerdo migratorio.
El Gobierno venezolano enmarcó la operación en su política de Estado, asegurando que la Gran Misión Vuelta a la Patria trabaja «incansablemente para hacer posible este retorno digno y seguro». Sin embargo, la naturaleza de la repatriación como una deportación —principalmente de personas que cruzaron la frontera sur de EE. UU. de forma irregular— mantiene el debate sobre las condiciones y la verdadera voluntariedad del regreso.
Al aterrizar en Maiquetía, los 217 migrantes fueron recibidos por un amplio despliegue de funcionarios de seguridad e instituciones del Estado. Las imágenes divulgadas mostraron la presencia de efectivos del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), la Policía Nacional Bolivariana (PNB) y del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), encargados de procesar la llegada de los connacionales.
El Ministerio de Relaciones Interiores destacó, además, que el programa ofrece un «apoyo en todas sus formas» para garantizar una «reinserción exitosa en la sociedad venezolana». Pese a la retórica oficial sobre el apoyo integral, el flujo constante de estos vuelos subraya la magnitud de la crisis migratoria venezolana y la firmeza de la política de Washington de devolver a los migrantes irregulares a sus países de origen.
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