La mayoría de las dietas no funcionan y eso es un hecho. No lo digo yo, lo dicen las estadísticas. El 95% de las personas que pierden peso por medio de dietas lo recupera y las dos terceras partes ganan más peso del perdido.
Por Kiolys Pacheco/ @kio_recetas
No estoy afirmando que las dietas no sirven. En efecto, muchas veces son necesarias. No solo para bajar de peso sino que se hacen imprescindibles en el tratamiento de algunas patologías como la diabetes. Pero, es tan cuesta arriba poder cumplirlas cuando son restrictivas y poco flexibles, que muchas personas aún cuando saben que pueden poner su vida en riesgo no cumplen con las pautas alimentarias adecuadas para su condición de salud.
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Cada dieta restrictiva aumenta las probabilidades de ganar más peso
Las dietas para bajar de peso son las más comunes. Cada una de ellas tienen una premisa básica y es que debes consumir menos calorías de las que gastas diariamente. Así tu peso desciende. Esto aunque suena fácil no lo es.
Luego de la restricción viene el exceso. Es común que después de una dieta estricta quieras comer todo aquello que no pudiste consumir y en grandes cantidades. Además, por mecanismo de sobrevivencia el cuerpo busca recuperar lo perdido, pues debe estar preparado para nuevos momentos de «escasez».
Por ello, el enfoque de un plan alimenticio debe estar basado en que cada persona tiene requerimientos distintos a todo nivel. Desde físicos hasta emocionales y psicológicos. Por esto, las dietas restrictivas y genéricas tienen un efecto momentáneo pero no a largo plazo.
La creación de un plan alimenticio aunque parezca una tarea de precisión es todo lo contrario. Debe ser flexible. El adaptarse al estilo de vida, genética, gustos, y una larga lista de variantes es fundamental para que una persona logre tener la composición corporal y el estado de salud que busca y/o necesita. Sino el efecto será contrario.
Cambio de mente trae consigo cambio de dieta
Es confuso y agotador estar permanentemente controlando lo que consumimos pero esto se debe a que las dietas se manejan desde una visión de restricción y no de aportar a nuestra vida.
Al ver la comida como aquello que te hace sentir bien y no solo como lo que te ayuda a saciar el hambre física y en algunos casos emocional te permite comenzar a elegir conscientemente los alimentos y no de forma impulsiva.
Al escoger cada plato pensando en los beneficios que te traerá y el no comer con culpa te permitirá seguir disfrutando de alimentos que te gustan pero aquellos que saben te hacen daño no los consumirás en exceso.
Finalmente, lo que se necesita es solucionar el problema de la inadecuada alimentación desde la raíz, y esto solo se consigue construyendo nuevos hábitos de vida. Los cuales no se crean siguiendo una pauta alimentaria que te dice exactamente que, cuanto y cuando comer. Es irreal pensar que podemos vivir así a largo plazo.
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