Opinión

Psicología para afrontar el Covid19

Por estos días y como consecuencia de todos los eventos suscitados a raíz de la pandemia producida por la COVID-19; es posible que algunas personas cercanas o usted mismo, esté experimentando algunos síntomas como nerviosismo, incertidumbre y preocupación excesiva además de una incapacidad por controlar esos sentimientos.


Ante tal situación, es necesario que se haga de la mejor actitud e involucre a su grupo familiar en las siguientes recomendaciones y de éste modo promover un afrontamiento psicológico adecuado.


Ahora bien, debido al desasosiego e inquietud que ocasionan este tipo de trances, debemos prestar tanta atención a los cuidados relacionados con la propia prevención de la transmisión, tales como los protocolos y medidas de higiene promovidos por la OMS y demás áreas de salud involucradas, así como atender todos aquellos cuidados que tienen que ver con la salud emocional con la finalidad de reducir en la medida de lo posible situaciones de alarma que afecten a la población.


Dada la magnitud de todo éste asunto, además de que la información en ocasiones llega incompleta, distorsionada o exagerada; muchas veces por canales inadecuados como pueden ser las redes sociales, se dará con mayor facilidad una fluctuación en la animosidad de las personas, lo cual generará casi de inmediato un estado de alerta que afectará sus conductas y comportamientos en el ámbito personal y familiar.


Si usted no ha sido afectado por el virus, pero está sintiendo una serie de emociones con alta intensidad y/o persistentes como:

  • Agitación o ritmo cardíaco acelerado, sudoración inexplicada, temblores, dificultades para respirar, temor, pánico, llanto recurrente, nerviosismo, sensación de que lo peor va a ocurrir, miedo a perder el control (perder la cordura), o miedo de morir.
  • Permanentemente se encuentra pensando en la enfermedad, en lo que ocurre en todas partes, y se preocupa por enfermar o por que algún familiar se enferme.
  • Se observa viendo u oyendo noticias de forma persistente, y ante la ausencia de ellas, busca información e indaga sobre el tema. Tiene dificultad para concentrarse o interesarse por otros asuntos.
  • Le paraliza el miedo, posterga sus labores cotidianas o le cuesta realizarlas.
  • Está en estado de alerta fijo, analizando sus sensaciones corporales, e interpretándolas como síntomas de enfermedad, siendo los signos normales habituales.
  • Alteración de hábitos cotidianos: Alimentación, sueño (insomnio), estudios, ejercicios, etc

Entonces, se sugiere considere las siguientes recomendaciones:

  • Observe los pensamientos que le generan ese estado de inquietud y malestar. Recuerde que pensar frecuentemente en toda la situación y en especial en la enfermedad, puede hacer que aparezcan o se acentúen síntomas que incrementen su malestar emocional.
  • Examine y reconozca sus emociones, aceptándolas. Comparta sus emociones y sentimientos, con su red de apoyo emocional, ¿Quién mejor que la familia y seres queridos? Use para esto la tecnología y las redes sociales, no olvide #QuedateEnCasa
  • Pregúntese: Qué tan ciertos son los mensajes y la información que le está llegando. Conozca los hechos y los datos fiables desde fuentes oficiales.
  • Sea realista. Si es el caso de menores o personas especialmente vulnerables como ancianos, sea sensible con la información manejada de acuerdo a su nivel de comprensión.
  • Evite estar sobre-informado. El estar permanentemente conectado no le hará estar mejor informado y podría aumentar su sensación de riesgo y nerviosismo sin necesidad.
  • Contraste la información que comparta. Si usa redes sociales para informarse, procure hacerlo con fuentes oficiales.

Por otra parte, realice en casa algunas actividades que pueda hacer por su cuenta, solo o acompañado:

  • Una actitud positiva, traerá más maravillas que cualquier medicina. Sea optimista.
  • Lleve a cabo los hábitos adecuados y de higiene y prevención que recomienden las autoridades sanitarias.
  • Evite generar conversaciones en torno al mismo tema,
  • Recuerde su grupo de apoyo inmediato: La Familia.
  • Ayude a su familia y amigos a mantener la calma y a tener un pensamiento adaptativo a cada situación.
  • No contribuya a dar difusión a cadenas y fakes. No alimente su miedo ni el de los demás.
  • Procure hacer vida normal y continuar con sus rutinas.
  • Cuide las conductas de rechazo hacia los demás. No sobredimensione la situación ante los demás.
  • Algo que es importante, y que no debemos olvidar es considerar a las personas que se encuentran en la población de riesgo según las autoridades. En este caso, siga los protocolos sugeridos por la OMS.
  • Infórmese de forma realista. No minimice la información relacionada, para evadir la sensación de miedo o aprensión a la enfermedad, pero tampoco magnifique el riesgo real que tiene. La prevención y la prudencia es fundamental, mientras tanto trate de mantenerse ocupado y conectado con sus seres queridos en casa.
  • En último caso, si usted está padeciendo la enfermedad, entonces controle esos pensamientos intrusivos. Aléjese pronto del desaliento, no se alarme sin necesidad y haga lo posible por ser realista. Hay una gran cantidad de personas que ha sido curada. Repítase a sí mismo, lo fuerte que ha sido cada vez que ha estado convaleciente.
  • No podemos evitar el dolor, forma parte natural de la vida, intentar evitarlo y obsesionarnos con no sufrir solo provoca más sufrimientos, más ansiedad y más depresión. Aceptar que existe el dolor y aprender a lidiar con él nos traerá serenidad. Quédate en casa, todo estará bien.

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