El cardenal Baltazar Porras encabezó la apertura de la ceremonia privada para la exhumación de los restos del beato José Gregorio Hernández, desde la Iglesia Nuestra Señora de La Candelaria, para dar inicio al proceso de beatificación, previsto para el primer trimestre del 2021.
La ceremonia coincide con la celebración de los 156 años del natalicio del beato y, además, estuvo marcada por la pandemia de COVID-19 que actualmente afecta al país y el resto del mundo.
Ceremonia privada
Dentro del templo religioso se encontraban reunidas las máximas autoridades de la Iglesia Católica y el equipo de médicos patólogos, especialistas y los fiscales jurídicos que confirmarán si se tratan de los restos del Venerable.
Asimismo, en la celebración eclesiástica estuvo presente la niña Yaxury Solórzano, a quien el beato venezolano salvó la vida.
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El acto también contó con la presencia de personalidades políticas venezolanas y embajadores de varios países, incluidos, el Embajador de Francia.
«Me siento muy emocionado y mi país también, de participar de un proceso tan histórico. José Gregorio Hernández es un personaje venezolano muy vinculado con Francia (…) Para nosotros es un gran venezolano, pero también un gran amigo de Francia y la medicina», dijo el Embajador Romain Nadal.
«Las lecciones de vida de José Gregorio y su lucha para conseguir una medicina para los más necesitados. Es una lección vigente, que debemos aplicar en todos los países del mundo», destacó.
Testimonios
Este lunes 26 de octubre, los fieles venezolanos se concentraron a las afueras del templo acompañar a la Iglesia Católica.
Algunos compartieron testimonios sobre los milagros que han recibido por parte del futuro beato venezolano.
«Mi hijo lleva su nombre en su honor debido a que cuando tenía seis meses de embarazo presenté las contracciones y las esperanzas de vida que me dieron para mi hijo fueron muy pocas», explicó la devota Marisela García.
La venezolana explicó que, al nacer su hijo duró un mes en cuidados intensivos. «Cuando me lo entregan, me enviaron a realizarle varios estudios donde se le diagnosticó hidrocefalia moderada (…) Todos los días le pedíamos a José Gregorio Hernández un milagro».
García explicó que la cabeza de su hijo crecía dos centímetros cada quince días, por lo que necesitaban colocarle una válvula para evitar el crecimiento. Detalla que, un día colocó una taza de café al beato en un altar que le hicieron en su hogar.
La mañana siguiente Marisela se levantó a pedirle un milagro a José Gregorio pero, en medio de la oración, se percató que el café tenía un coágulo de sangre.
«Nos quedamos impresionados. Cuando voy saliendo para llevar a mi hijo a la clínica veo al Dr. José Gregorio Hernández parado con un traje gris justo frente al altar que le hicimos en casa. Mi familia me lo dijo: José Gregorio te hizo el milagro», señaló.
«Al llegar al centro de salud me dijeron que mi hijo no tenía ninguna hidrocefalia cuando ya había sido diagnosticada», comentó emocionada en exclusiva para Caraota Digital.
Traslado de los restos del beato
Durante la ceremonia el cuerpo de especialistas abrieron el sepulcro donde reposaban los restos del beato José Gregorio Hernández para ser trasladados hasta el altar mayor de la Iglesia de la Candelaria, donde reposarán en una mesa adornada, para el rito de los honores.
Durante el proceso de exhumación se extraídas las reliquias de primer grado que serán enviadas a El Vaticano y a las distintas diócesis de Venezuela.
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