Opinión

Diego Armando Maradona

Al momento de hablar de fútbol, seguramente en la mente de muchos lo primero que aparece es la imagen y estampa del conocido como el “máximo astro” del fútbol mundial, Diego Armando Maradona. Es imposible referirse a este deporte sin hablar de su velocidad, su creatividad y su increíble pero cierta gambeta, que se encargó de dejar en el camino a cuantos rivales se disponían u osaban intentar frenarlo (sobre todo ingleses en medio del caos de las Malvinas).

Por José Luis Altuve

Y cuando hablamos de Diego, hablamos del “Dios” más terrenal que ha existido. Una vida personal llena de excesos que intentaron opacar una carrera también repleta de éxitos, de glorias, de homenajes y de sentimiento, representan la fiel muestra de que el mismo Diego entendió que sólo el mismo podía detenerse. Hubo muchos intentos de un sinfín de jugadores para frenarlo sin éxito, por lo que sintiendo esto, y seguro sin darse cuenta, hizo el mismo el trabajo: acabar consigo mismo. Sólo él podía con él.

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Ahora, el 25 de noviembre de éste nefasto 2020, no sólo será recordado por el Covid-19 y la pandemia que ocasionó, sino por la despedida de éste plano del máximo ídolo futbolístico del planeta. Su despedida significó la unión de un pueblo que hizo caso omiso al Coronavirus, que se abrazo de nuevo “y con el puño apretado” gritó “¡Vamos Argentina!”, sin importar colores, si eres de Boca, River, San Lorenzo, Racing o Independiente. Todos al unísono se sacaron la camiseta para despedir a su “D10S”.

Para los amantes del fútbol, el sentimiento es notable, para los que quieren la pelota, la sensación de vacío es indescriptible. Si eres argentino y tienes todos los anteriores requisitos, sólo me queda abrazarte. Para todos, quizás sólo me resta decir que lo más correcto es juzgarlo por su talento dentro de la cancha, separar al hombre del Dios y quedarnos con los positivo: recuerdos imborrables, jugadas calificadas como las mejores del todo los tiempos, goles que fueron tildados como “milagrosos y divinos” y un carisma y una arenga dentro del campo que muchos capitanes actuales quisieran tener.

El resto de su vida, que la juzgue el que se la quitó.

Recuerden siempre esto: seguro Diego se equivocó y pagó pero “la pelota no se mancha”…


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