Opinión

El vuelo del ángel negro

El Titanic tricolor va rumbo al iceberg del desastre, el timón perdió su rumbo, sin norte ni dirección, en el horizonte un ángel negro vuela alto, pasando por los círculos de Dante, de vuelta al paraíso y los trabajos de Heracles, con telarañas de sueños y su maleta llena de experiencias, esperando la última tonada de la campana, al borde del compás, sus alas se enarbolan, un eclipse arropa la noche, la función a penas va a empezar.

Lee más: La post-democracia

La fuerza universal nos guía, nos impulsa y nos motiva, su bendición nos conmueve al recordar lo que hemos perdido, lo que hemos ganado, lo que hemos trascendido; el aliento de la Corte Celestial nos revive de las fauces de la desmotivación y la rabia en la cual caemos sutilmente, pues estamos en guerra en contra la tiranía y el atraso, su credo es la sangre, la miseria y el destierro, los centinelas de su represiva obsesión nos atacan con constancia y fervor, pero aquí estamos, aquí seguimos, pues “caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra; más a ti no llegará”, aquí vamos, con fe y resiliencia a Neomar, Bassil y Óscar cada segundo recordando, defendiendo los sueños de Simón, Francisco, Andrés y Manuel Carlos, la pequeña Venecia nos necesita, nos aclama, a sus hijos predilectos, sin importar raza o el apellido, estén donde estén, de norte a sur, de oriente a occidente, desde cualquier espacio, podemos mantenernos firmes contra las fuerzas del miedo y la reacción y, centímetro a centímetro, tomar de nuevo la tierra en nuestras manos: valientes en la convicción de que ningún obstáculo es demasiado grande, ningún enemigo es demasiado poderoso, ninguna cordillera de desolación y muerte es insuperable.

Seguimos librando las batallas de antaño que nos narraban nuestros abuelos. Las leyendas de aquellas epopeyas entre sables y cañones ahora se han transformado en realidades de balas, gas y deserción.

Una generación entera se levanta en conciencia y en alma porque no escogió luchar por decisión sino, por accidente.

Cada uno de nosotros ocupa un espacio de calma en medio de la turbulencia, cada uno de nosotros tiene algo que contribuir, nuestras propias murallas que cruzar si hemos de prevalecer. Las gloriosas notas de nuestro Himno Nacional son más que frases vibrantes e inmortales.

Debemos afinar nuestra vista y si se tiene la valentía, los recursos y la imaginación suficiente, nada en este milagroso mundo es imposible.

@JorgeFSambrano


Visítanos en Twitter e Instagram

Comentarios