Opinión

Cuando ustedes se vayan

Cuando ustedes se vayan, que ya será más temprano que tarde, llévense bien lejos toda su carga de odio. En la Venezuela que vamos a reconstruir no tendrán cabida las divisiones. Cuando ustedes se vayan -no sé si para Cuba, Corea del Norte, Rusia, China o Bielorrusia- carguen con sus injusticias y con sus jueces uh, ah, que en la nueva Venezuela la justicia estará en manos de gente proba. Basta de vergüenzas ambulantes haciendo papeles de fiscales, jueces y embajadores.

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Cuando ustedes se vayan, no dejen aquí su corrupción ni sus corruptos. Venezuela no puede más con personas indignas. Ojalá les quiten a todos los “boli” –burgueses, chicos y a los que han pretendido ser de un lado cuando lo eran de otro- todo lo que se han robado. Estoy segura de que les dolerá más que les quiten lo robado, que los manden a la cárcel. Cuando ustedes se vayan, porten consigo las solidaridades automáticas que tanto daño han hecho. En la Venezuela que viene las denuncias que nunca fueron investigadas serán escudriñadas hasta sus últimas consecuencias.

Cuando ustedes se vayan, carguen con sus paquetes de ideologización para otra parte. Aprovechen y remolquen a todos los que hayan atentado contra la libertad de expresión. Porque, aunque les duela, ustedes cierran puertas y nosotros abrimos ventanas. No nos vamos a callar. La Venezuela que construiremos gozará de libertad de pensamiento y de palabra. Cuando ustedes se vayan, no dejen aquí la mediocridad, ese cáncer que ha destruido lo mejor que teníamos. Acarreen su hipocresía, sus falsas promesas, sus falacias. No necesitamos nada de eso. Nos encargaremos de poner de moda la meritocracia de la que ustedes tanto se burlaron.

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Cuando ustedes se vayan, llévense sus colas, sus cadenas, sus listas. En la Venezuela que vendrá nadie hará colas para nada. Nadie será obligado a ver ni a oír lo que no desea. Nadie tendrá que pagar por sus derechos. Nadie será castigado por pensar de manera distinta, ni obligado a asistir a actos proselitistas para mantener su puesto de trabajo.

Cuando ustedes se vayan, no se olviden de cargar con las armas que repartieron y que han diezmado a nuestra población. Llévense a sus bandas de malandros, que aquí nadie los quiere. En la Venezuela que repararemos no habrá jóvenes con armas, sino jóvenes con libros, instrumentos musicales, pelotas y todos los implementos de deporte.

Cuando ustedes se vayan, llévense la oscuridad, el destrozo, la suciedad, las groserías, la tristeza, que esta Venezuela volverá a ser la ribera de la espuma, de las garzas, de las rosas ¡y del sol!

Carolina Jaimes Branger


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