El ministro de Salud del régimen, Carlos Alvarado, informó finalmente que “se instalaron 27 puestos de vacunación en todo el territorio nacional”. “Y a partir del próximo lunes”, dijo, “ya tendremos 77, con capacidad para vacunar entre 600 y mil personas diariamente.
Hemos planificado vacunar al 70% de la población de aquí a diciembre, en la medida en que lleguen las vacunas, para lograr la inmunidad de rebaño”. Erika Farías, alcalde de Caracas, anunció que el martes fueron vacunadas en la ciudad 6 mil personas.
El ministro Alvarado invitó a la población a ingresar al Sistema Patria, e indicó que, a partir de ahora, se le iría informando progresivamente a cada ciudadano afiliado sobre su turno para vacunarse a través del envío de un SMS. A quienes no estén carnetizados queda disponible la página del Ministerio de Salud, en la cual será necesario inscribirse.
En las espaciosas instalaciones del Hotel Alba Caracas, en pleno centro de la ciudad, se han creado cuatro larguísimas filas de personas que se han presentado, de un día para otro, para procurar ser vacunados en contra de la covid 19.
Una de ellas estaba formada por personal médico y odontólogos; otra de personas menores de 60 años; la tercera de personas mayores de 60 años afiliadas al Carnet de la Patria –plataforma de subsidios y ayudas estatales a la población–; y una última, con personas mayores de 60 años sin afiliación al sistema oficial. Largas formaciones de personas, similares a estas, de horas de duración, se estaban registrando súbitamente en varios hospitales y centro de salud autorizados de Caracas –el Hospital Periférico de Catia, el Pérez Carreño y el Domingo Luciani, entre otro- y el resto del país.
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Hasta este momento, las personas vacunadas contra la covid 19 constituían un hecho casi anecdótico. Las cosas cambiaron drásticamente. La perspectiva en el aumento de la vacunación en la población ha aumentado, con claridad, la anarquía del proceso. Sin un cronograma conocido, son demasiadas las personas que se presentan sin previo aviso en hospitales aspirando a ser atendidas en algún momento, generando enormes desórdenes y amontonamientos humanos.
Con mucha frecuencia obtienen vacunas personas que no pertenecen a sectores prioritarios, en un país en el cual sólo se ha vacunado cerca del 60% del personal médico, y donde han abundado la muerte de galenos contagiados. Menudean rumores e historias sobre un mercado negro de vacunas, en el cual sectores pudientes desesperados han pagado hasta 200 dólares por ser atendidos con prioridad. Lo frecuente ha sido que los menores de 60 años reciban la fórmula china Vero Cell, y los mayores, la rusa Sputnik.
El gobierno de Nicolás Maduro había recibido hasta hace poco cerca de 1,5 millones de vacunas en poco más de tres meses, que habían permitido la vacunación de 400 mil personas, aproximadamente. Hace pocos días se anunció un nuevo cargamento de 500 mil vacunas Sputnik que arribarían luego de otro similar de antivirales chinos Sinofarma. Se espera la llegada de nuevos despachos. El propio Maduro ha anunciado una “ofensiva” en materia de vacunación en los próximos tres meses. Los primeros cargamentos aprobados en el mecanismo Covax, que abarcan la mitad de la población, deben llegar al país en las próximas semanas.
Para el epidemiólogo y ex ministro de Salud José Félix Oletta, lo inquietante en el desarrollo del proceso es la tradicional opacidad en la gestión de Maduro. “No se sabe cuántas nuevas vacunas llegarán ni en cuánto tiempo. Estos anuncios llegan luego de tres meses con mínimos resultados; hasta el momento se había vacunado el 0,8% de la población. No podremos conseguir la inmunidad de rebaño si no se corrige el desorden y la improvisación”.
“Es una buena noticia, pero esto sigue siendo insuficiente”, opina el médico y académico Amadeo Leyba. “Me preocupa el sesgo en la aplicación por razones políticas, y la negativa oficial a recibir contribución del sector privado en la distribución y aplicación de los planes de vacunación”.
Las cifras oficiales arrojan un total de 235 mil casos de Covid 19 en el país, con 2.600 fallecidos. “Los datos de la Academia de Ciencias Físicas y Matemáticas nos obligan a multiplicar por 10 el registro de casos y por cinco el número de fallecidos”, apunta Oletta, “en virtud de la lentitud de las pruebas y las debilidades del Ministerio. Hay un enorme subregistro.”
“Si todo se hace bien”, el infectólogo e internista Julio Castro opina que a comienzos del año que viene Venezuela podría estarse aproximando a un panorama relativamente despejado en materia de contagios y control de la pandemia. Castro considera muy difícil que el 70% del país esté vacunado antes de septiembre. Oletta se pasea por escenarios menos optimistas: “Es difícil hacer pronósticos en un marco tan inestable e ineficiente. Podría suceder que a comienzos de 2022 estemos encaminados, pero también nos podemos tardar un año, o un año y medio más, para avanzar en una vacunación eficiente y lograr la inmunidad de rebaño.”
Con información El País
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