Opinión

Ya basta de indiferencia con Cuba

Mucho se habla de la habilidad de los regímenes de izquierda para manejar las comunicaciones. Del cómo lograr que la gente pierda la esperanza y simplemente se rinda. Esa es la clave para que todos estos sistemas continúen por muchos años.

Por Jorge Montenegro

La realidad, es que se mantienen por el miedo. Simplemente porque son discípulos de Maquiavelo.

Pero con excepción de la Dinastía Kim, y hasta esta hora el régimen cubano, todos han caído. Incluso han sido bajados de una tarima para ser ejecutados, como ocurrió con Nicolae Ceaușescu el día de navidad de 1989.

El comunismo, como toda víbora, muere por la cabeza. Una vez temblaron los cimientos de la Unión Soviética, todo se desplomó. Europa entera vio como el sentimiento de libertad, el no entender que un país sin juventud se muere y las nuevas realidades que trae consigo el avance de la tecnología, hizo que todo el muro rojo se derrumbara en los años 90.

Pero todo lo que estaba fuera de Europa sobrevivió. No solo Corea del Norte, China y Vietnam (Bueno, en la práctica solo el primero sigue siendo “Socialista”). Y en América Latina, Cuba. La isla empobrecida, usada como moneda de trato entre Nikita Jrushchov y John Fitzgerald Kennedy, quedó a la deriva, por lo inofensiva que era para el nuevo rey absoluto del mundo: Los Estados Unidos de América.

Sin embargo, sobrevivió. Todos los intentos de rebelión (Como se narra en la película La Red Avispa, con una acostumbrada lamentable actuación de nuestro Edgar Ramírez como un agente cubano que habla una especie de Gocho / Caraqueño) fueron aplastados o infiltrados. Incluso bombardearon aeronaves civiles que solo se disponían a lanzar panfletos en La Habana.

Lamentablemente en 1999 consiguieron otro aliado, esta vez dentro del mismo continente y con mucho dinero proveniente de la venta del petróleo. Los Castro no solo recuperaron su estabilidad, también expandieron su régimen de terror en el “Backyard americano”. Afortunadamente algunos regímenes democráticos pudieron mantener sus instituciones. Solo Nicaragua, Bolivia y la multimillonaria Venezuela, siguieron su ejemplo.

La diáspora venezolana nos ha enseñado que los latinoamericanos no nos queremos, como quiso Bolívar. Ni siquiera nos parecemos, al punto que los argentinos reniegan sus raíces, no importa que Maradona parezca la abuela drogadicta de Evo Morales, ellos se creen europeos. Les sabe a mierda el problema venezolano, no importa si hace 200 años llegaron a pelear hasta Ayacucho para expulsar a los españoles del continente. “Ese es su peo. Nosotros también vivimos hiperinflación y dictaduras asesinas en los años 80/90 y salimos de eso”.

Pero me parece increíble que ellos no se den cuenta que detrás de las estaciones de metro quemadas en Santiago, o los desastres ocurridos en Ecuador y Colombia, hay manos cubanas y dinero venezolano. Sí, Venezuela está quebrada, pero sus líderes están full de real.

La paz y la prosperidad del continente depende de Venezuela. Y como venezolano que vive en su país, siento que la libertad del pueblo cubano es la mía.

¿Por qué no se levantaron antes? No me importa. Tal vez internet les dio la oportunidad de organizarse. O simplemente se venezolanizaron y se alzaron.


¿Los van a acribillar como hicieron con nosotros durante las protestas de 2014 y 2017? Si los dejamos solos, sí.

Porque es bueno recordar a la parranda de imbéciles que están en Perú, Colombia o Chile, que repiten que los venezolanos somos cobardes, que según el informe de la socialista Michelle Bachelet, que hasta el 2019, el FAES asesinó al doble de personas que Pinochet. Sí, un solo cuerpo de extermino de muchos que se han inventado. Y no me vengan con le cuento que solo mataron malandros.

La valentía de los cientos de chamos que entre las protestas de 2014 y 2017 prefirieron quedarse en Venezuela, bajo tierra, merece respeto.

Pero el llamado a apoyar a Cuba no solo es para los hermanos de la Gran Colombia imaginada por Miranda más Brasil. Los del norte, los que se adueñaron del gentilicio americano, deben estar a la altura de las circunstancias. Cuba no es solo una isla en extrema pobreza, es la cabeza de toda la corrupción del continente. Y como el pescuezo no retoña, estamos frente a una oportunidad de oro para democratizar la isla más grande del Caribe, a la Suiza de Sudamérica y a Nicaragua.

Y a dejar a Pedro Castillo agarrado del lápiz.

Esperemos que Joe Biden no cometa el error de la indiferencia de Bush padre y de Clinton, de pensar que ellos solos pueden (Gadafi fue derrocado gracias al apoyo de la OTAN), y a la torpeza de Obama de abrirle mercados, con la excusa que el bloqueo a los negocios de militares corruptos no ha servido para nada.

Cuba, tu libertad es la mía, y la de toda América unida, desde Alaska hasta la tierra del fuego.

Jorge Montenegro Twitter: @TigreMontenegro


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