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¿Cómo prevenir el suicidio? Así puedes ayudar a alguien que lo necesita

Cada año más de 700.000 personas se quitan la vida en el mundo. Se estima que el 2,5% de la población mundial ha cometido por lo menos un intento de suicidio. Cada vida representó la pérdida de un hijo, un hermano, un primo, un colega o una pareja, una muerte que se pudo prevenir. 

“Hablar y orientar positivamente a quien tiene pensamientos suicidas puede ser el primer paso para la búsqueda de ayuda especializada y la prevención de un hecho infortunado. Pero las personas con algún tipo de trastorno mental como depresión, ansiedad o conflictos internos que dificultan su tranquilidad o generan confusión mental, temen a la opinión de los demás y a enfrentar prejuicios que los obligan a tratar de enfrentarlos en secreto”, explica Carolina Duarte, Gerente Médica en Colombia de una reconocida empresa británica de productos farmacéuticos, productos de cuidado dental y de cuidado de la salud. 

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¿Qué es una conducta suicida?

La conducta suicida consiste en la ideación, planeación o intento de infringirse daño con la intención de morir. El número de personas que se quitan la vida es mayor que las muertes por VIH, paludismo, e incluso por guerras u homicidios en todo el mundo, y por cada suicidio hay entre 10 y 20 intentos, lo que indicaría más de 7 millones al año. 

Los factores que causan pensamientos suicidas son complejos y numerosos y, aunque no hay explicación que funcione para todos, normalmente están acompañados de sufrimiento, estrés, desesperanza y tristeza. En muchas ocasiones están relacionados con enfermedades o trastornos mentales como la ansiedad o la depresión, y requieren atención de urgencia tanto como cualquier otra condición médica.

¿Cuáles son los obstáculos para la prevención del suicidio?

Una de las principales trabas de la prevención del suicidio es la estigmatización social. Los tabúes sobre los trastornos mentales llevan a quienes los padecen a sentir vergüenza, desmoralización y desesperanza, lo cual los impulsa a esconderlos y los disuade de asistir a las instituciones que pueden ofrecer ayuda, aumentando las probabilidades de desenlaces fatales.

Comúnmente, las personas no saben cómo actuar en estos casos. Contrario a lo que pasa cuando alguien se accidenta o anuncia que padece alguna enfermedad física y recibe apoyo y solidaridad de familiares, compañeros, amigos y colegas, las personas creen erróneamente que preguntar sobre conductas suicidas aumenta la ideación, o que como “algo no está bien”, es mejor alejarse.

Incluso en algunos casos las personas de su círculo más cercano, como la familia o la pareja, subestiman los pensamientos de quienes tienen pensamientos suicidas y reiteran frases como “es cuestión de echarle ganas” o “la vida es hermosa”, que solo generan culpa en quien pasa por un episodio crítico por no poder sentir lo mismo. 

Tras la detección temprana del trastorno, el otro gran obstáculo es el acceso a especialistas en salud mental, especialmente en países de ingresos medios o bajos. Por ejemplo, en nuestro país la atención en salud mental es un privilegio ya que, mientras la OCDE recomienda 10 psiquiatras por cada 100 mil habitantes.

¿Cómo puedo ayudar para la prevención?

Todos y cada uno de los suicidios son devastadores y tienen impactos profundos en quienes nos rodean. Para ayudar a prevenirlos, se han construido una serie de medidas a nivel de población, de comunidad e individuales. 

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El apoyo de los más cercanos es vital para crear un sentido de conexión con el mundo, y puede ser el primer paso para entender que puede controlarse, que no se es el primero ni el último en pasar por esa situación, y que acudir a tratamientos puede orientar su vida. Una simple conversación puede salvar a una persona, pues, según estimaciones, el 80% de quienes cometen suicidio dieron avisos de que realizarían el intento. 

El acompañamiento familiar siempre debe velar por la aceptación de la situación para ofrecer atención especializada con un profesional de la salud mental, de preferencia un psiquiatra, que ayude a comprender cuáles son los condicionantes y ofrecer recomendaciones que en ocasiones pueden incluir tratamiento farmacológico o, si es el caso, la hospitalización. 

A nivel macro, es clave crear conciencia de que el suicidio es un problema de salud pública, dado que solo 38 países tienen una estrategia nacional de prevención, a pesar de que las cifras justificarían su inclusión en las prioridades de cualquier gobierno.

Con información de Colombia.com


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