Pocas cosas más surrealistas que ver tocar La Mano de Dios del fallecido Rodrigo en Riad, capital de Arabia Saudí. Pero es que este fútbol en el que el negocio deconstruye toda mitomanía permite un homenaje a Diego Armando Maradona entre el Barcelona y Boca Juniors, algunos de los equipos donde jugó el icono argentino, en plena península arábiga. El Nápoles, sin embargo, el gran club del Diego, no se apuntó a un esperpento que, eso sí, reportó a la entidad azulgrana unos tres millones de millones de euros.
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Por mucho que en el seno de la directiva azulgrana asumieran la extrema contradicción de disputar este encuentro en Arabia Saudí, país donde también se jugará la próxima Supercopa de España y en el punto de mira por su constante violación de los Derechos Humanos. En su última reforma de los estatutos, el Barcelona incluyó un artículo en el que prometió «luchar por la erradicación de todas las actitudes machistas, homófobas y racistas en el ámbito social y del deporte (…) y velar por la igualdad de derechos y la dignidad de todas las personas». Nada se impone al dinero.
Dalma y Gianinna Maradona, hijas del astro argentino, y su ex esposa Claudia Villafañe estuvieron presentes en el palco del estadio para recordar al Pelusa, que murió el 25 de noviembre de 2020 a los 60 años.
El partido, un engorro para el técnico Xavi Hernández y para todos esos jugadores desplazados hasta Riad pese a que no jugaron un solo minuto (Ter Stegen, Dembélé, Piqué, Busquets, Luuk de Jong, Frenkie de Jong y Umtiti) sirvió para atender al estreno de Dani Alves en su nueva era como azulgrana. El lateral brasileño había jugado por última vez con el Barcelona hace cinco años y medio. Ahora, a sus 38 años, embutido en su dorsal 8, luciendo tipito y pendiente de poder ser inscrito a partir del próximo mes de enero, intenta demostrar que aún es un futbolista más que válido para este equipo en busca de la reinvención.
BRAZALETE
Dani Alves, que se puso el brazalete de capitán en el segundo tiempo, exhibió jerarquía en un equipo cargado de jóvenes. Eso nadie lo ponía en duda. Pero también insinuó el internacional brasileño frente a Boca -alineó de inicio el mismo equipo con el que ganó la última Copa de Argentina- un estado de forma que hace comprensible su incorporación. En este Barcelona que acostumbra a desangrarse por el lateral derecho, Dani Alves puede llegar a ser un futbolista importante. Sobre todo en el juego ofensivo, siempre pendiente de ejercer incluso de interior para dar continuidad al juego, centrar y probar también su característico disparo con bote.
Un centro de Alves en el segundo tiempo, precisamente, fue el preámbulo del gol azulgrana. Coutinho dio continuidad a la acción haciendo rebotar la pelota en su antebrazo. Y Ferran Jutglà, ex capitán del Espanyol B, pudo marcar su primer tanto con el Barcelona. Su remate a la media vuelta fue impecable. El Barcelona, sin embargo, no fue capaz de defender su ventaja una vez más. Por entonces eran los futbolistas del filial quienes se amontonaban en el equipo. Tres toques en transición bastaron a Boca para empatar el partido a menos de un cuarto de hora del desenlace gracias al tanto de Zeballos frente a Neto.
Ya en la tanda de penaltis, porque la Maradona Cup no podía quedar desierta, Boca se impuso al Barcelona. Neto no detuvo ninguno de los cuatro lanzamientos que recibió, mientras que los azulgrana penalizaron los errores de Matheus Pereira y Guillem Jaime, ambos del filial.
Dani Alves jugó los 90 minutos. Marcó en la tanda. Y no dio muestras de que este nuevo tiempo le venga grande. Significativo.
Con información de: El Mundo
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