Cada fin de semana, decenas de hombres y mujeres se reúnen en una obra abandonada en el bosque a las puertas de Kiev. Vestidos con uniformes y portando armas ficticias, se entrenan en tácticas de guerra de contrainsurgencia por si el ejército ruso ataca Ucrania.
El Batallón de Defensa Territorial de Kiev cuenta oficialmente con 550 miembros, pero sus oficiales estiman que puede movilizar a más de 2.000 reservistas en caso de alerta. Todos ellos son civiles: algunos son veteranos de la guerra en Donbass, otros son recién llegados, pero todos, como Vasili, un empresario de 28 años, quieren defender a su país.
«Los rusos deben estar preparados para que les disparen desde todos los ángulos y desde todas las casas. Todo será minado. El 63% de los ucranianos están dispuestos a tomar las armas para defender su país. Los rusos deben esperar algo muy desagradable aquí”.
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El ejército ucraniano cuenta con 300.000 efectivos, de los que aproximadamente un tercio están movilizados en el frente de Donbass. Sin embargo, el país también tiene un ejército en la sombra: 430.000 veteranos, que se han incorporado al ejército en los últimos siete años, y ahora una Defensa Territorial Civil de unos 80.000 ciudadanos.
El Estado quiere organizar una fuerza de apoyo al ejército, basada en el modelo polaco y lituano. El objetivo es poder enfrentarse a un ejército teóricamente más fuerte. Ante las recurrentes amenazas de la Federación Rusa, cada vez más ucranianos recuerdan las tradiciones históricas, la herencia de los cosacos y la guerra de partisanos.
Con información de: EFE
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