Hace dos años, el Parlamento australiano aprobó el Código de Negociación de Medios Noticiosos (News Media Bargaining Code), que obligó a Meta (Facebook) y Alphabet (Google) a compensar a medios cuyos contenidos noticiosos se compartieran en sus plataformas. La ley ha sido un notable éxito, ya que los medios de prensa están recibiendo más de AU$ 200 millones de dólares australianos ($ 130 millones de dólares estadounidenses) al año por parte de las Grandes Tecnológicas.
El código de medios australiano ha concitado mucha atención, en tiempos en que la financiación destinada a noticias locales cae en picada, disminuye la cantidad de empleos en el ámbito periodístico y se necesitan con urgencias políticas de fomento de la producción de noticias de alta calidad.
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Google y Facebook han atraído grandes cantidades de ingresos por publicidad que, de otro modo, no estarían recibiendo. Los medios de comunicación tradicionales y los legisladores de todo el mundo reconocen cada vez más que las principales plataformas tecnológicas tienen un nivel de responsabilidad en apoyar el periodismo de interés público.
Con poca fanfarria, otros países —como Brasil, Indonesia, Canadá, el Reino Unido y Estados Unidos— han iniciado sus propias versiones de la ley australiana. Como observó hace poco Pierrick Judeaux, director de cartera del nuevo Fondo Internacional para Medios de Interés Público, el código de medios se ha convertido en parte del “poder blando” de Australia.
A lo largo de los últimos dos años, funcionarios australianos han recorrido el mundo para promoverlo, advirtiendo a sus pares que Google y Facebook cabildearán con fuerza, reforzarán su presión con grandes cantidades de dinero y jugarán sucio para evitar la propagación de leyes de este tipo.
Google, en particular, ha elevado la intensidad de sus esfuerzos por bloquear estas leyes. En varios países, a los medios más pequeños y online les preocupa que el código de medios beneficie principalmente a medios de prensa tradicionales. Aprovechando este escepticismo y buscando crear divisiones, Google ha cerrado tratos privados con un selecto grupo de medios canadienses y apunta a comenzar negociaciones formales con medios sudafricanos en las semanas venideras. Para recibir apoyo financiero de la compañía, los medios deben prometer que se abstendrán de buscar compensaciones adicionales en caso de que se promulguen nuevas leyes.
Pero Google ha ido más allá, promoviendo activamente la narrativa de que solo los medios de comunicación principales se han beneficiado del código de medios australiano. Esta afirmación es falsa: esta ley ha beneficiado tanto a grandes medios del conglomerado de Rupert Murdoch como a pequeñas organizaciones noticiosas.
Country Press Australia, asociación que representa a más de 100 medios noticiosos regionales y locales, y la Fundación Minderoo han colaborado con medios pequeños para facilitar la negociación colectiva. En una evaluación reciente de la nueva ley, el Tesoro australiano reveló que hasta ahora se ha llegado a 30 acuerdos de financiación, y que algunos de ellos abarcan decenas de publicaciones.
Aunque el código de medios no es perfecto, es una herramienta valiosa que se debe fortalecer más que atacar. Una de las críticas que ha recibido en Australia es que los pagos de las grandes tecnológicas a los medios de prensa se mantienen en secreto. De promulgarse, la versión canadiense mejoraría la transparencia al requerir que las organizaciones noticiosas divulguen esta información a las entidades reguladoras (pero no al público general).
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