El eclipse solar anular, que ocurre cuando la Luna orbita entre la Tierra y el Sol dejando un anillo lumínico a su alrededor, arrancó en el norte del Pacífico y avanzó por el hemisferio sur hacia el Atlántico pasando sobre el confín más austral de Sudamérica.
Comenzó a ser visible en la paradisíaca Isla de Pascua, un territorio chileno de 7.000 habitantes a 3.500 Km del continente en el Pacífico, hacia las 12H20 locales (18H20 GMT).
Allí curiosos, fotógrafos y aficionados a la astronomía apuntaron sus lentes al cielo con el telón de fondo de los «moáis», las gigantescas estatuas de piedra de este lugar de origen polinesio. «Fue un pequeño atardecer», comentó a la AFP Ninoska Huki, de 55 años.
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En el momento en que se produjo el llamado «anillo de fuego», «había mucho viento, lo que también colaboró a la reflexión, a un momento sublime en donde estuvimos tranquilos mirando este maravilloso eclipse», agregó Huki.
La franja visible del eclipse fue avanzando hacia el sudeste para ingresar primero a la Patagonia de Chile y luego enfilar hacia Argentina.
En la región chilena de Aysén (1.500 km al sur de Santiago) comenzaba a las 16H45 (20H45 GMT), con un máximo fijado para las 17H25.
El profesor José Maza, del departamento de Astronomía de la Universidad de Chile, viajó a Coyhaique, la capital regional, para observar el eclipse.
«Un espectáculo», dijo, que «sobrecoge» a muchos, «pero que desde un punto de vista científico no tiene mayor importancia».
El eclipse general llegó a su fin hacia las 21H45 GMT.
En Puerto San Julián
En tanto, curiosos y aficionados en Puerto San Julián, en la provincia argentina de Santa Cruz, en el extremo sur de Argentina, desafiaron el frío y el viento para ver el fenómeno astronómico desde una explanada frente a la playa.
«Es un acontecimiento digno de ver. Estar cerca y poder disfrutarlo nos parece que son esas cosas que, pudiéndolas hacer, uno debe de hacerlas», comentó María Luz Daniel, una docente jubilada de 63 años.
El momento de máxima oscuridad fue a las 17H25 locales (20H25 GMT) y la «anularidad» duró unos seis minutos.
Se le llama «anular» porque, «en este caso, la Luna no alcanza a tapar por completo al Sol» y queda «una especie de anillo de luz del Sol», dijo a la AFP Diego Hernández, encargado del área de divulgación científica del Planetario de Buenos Aires.
Esto sucede porque «la Luna está un poquito más lejos de la Tierra de lo habitual, algo que ocurre una vez al mes aproximadamente», pero que ahora «coincide con el eclipse».
En la playa de Puerto San Julián, Julio Fernández, también docente, había llevado un telescopio «para que los chicos vean, porque no muchos pueden hacerlo».
«Y así explicarles un poco lo que es el Sol, la Luna, las estrellas», añadió.
Las clases fueron suspendidas en la tarde para que los niños pudieran acudir al «punto cero», el lugar de encuentro en esta pequeña ciudad de 17.000 habitantes revolucionada por el fenómeno.
«Este es especial porque es bien al sur», dijo Fernández. «Y bueno, y el ambiente es otro».
El ambiente es frío y despoblado a más de 2.000 km al sur de ambas capitales, Santiago y Buenos Aires.
El segundo eclipse del año también pudo verse de forma parcial -sin la «anularidad»- desde el resto de Argentina y Chile, así como Bolivia, Perú, Paraguay, Uruguay, Brasil, Nueva Zelanda, Hawái y en numerosas islas del Pacífico sur, refirió la NASA.
Con información de AFP
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