El 23 de enero de 1958 quedará marcado como un golpe que cambió la historia de Venezuela, hace 67 años, el día que un grupo de militares y civiles se levantaron en armas contra la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, dando inicio a uno de los episodios más significativos de la historia contemporánea de este país sudamericano.
Eran tiempos de represión y censura, en los que la libertad de expresión y los derechos civiles eran violados sistemáticamente. La población vivía bajo el yugo de un régimen autoritario que se mantenía en el poder a través de la represión y la corrupción.
Un pueblo que luchó por su libertad
Ese 23 de enero, el pueblo venezolano decidió alzar su voz y tomar las calles en apoyo al golpe de estado liderado por militares y civiles comprometidos con la democracia. Las calles de Caracas se llenaron de manifestantes que pedían a gritos la salida del dictador y el restablecimiento de las libertades democráticas.
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Cada 23 de enero, Venezuela conmemora un hito histórico que marcó un antes y un después en la vida política del país: el fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, hace 67 años, gracias a ese grupo de valientes humanos que se unieron en el anhelo de recuperar la libertad y la democracia que habían sido arrebatadas por años por el gobierno autoritario.
Un hecho histórico
Este hecho histórico que se dio el 23 de enero de 1958, fue un gran movimiento cívico-militar, dado por la crisis miliciana originada a raíz de los sucesos del 1 de enero de ese mismo año, que trastocarón el poder absoluto que hasta entonces tenía el primer mandatario en el seno de las Fuerzas Armadas, lo que produjo la rebelión de los oficiales de la Fuerza Aérea en la base de Boca de Río, cercana a la ciudad de Maracay, y del cuerpo de blindados del cuartel Urdaneta de Caracas, bajo el mando del teniente coronel, Hugo Trejo, quién tomó el liderazgo en la institución castrense.
Este suceso, abrió paso a que el día 22 de enero, se sumaran a la sublevación los oficiales al mando de la Escuela Militar en Caracas, así como de las bases navales de La Guaira y Puerto Cabello, además de gran parte de los cuarteles en el interior del territorio nacional.
Sumado a eso, la crisis política generada por el plebiscito de diciembre de 1957 y que originaba 2 cambios de gabinete sucesivos, los días 10 y 13 de enero de 1958, respectivamente, y también la salida hacia el exterior de Laureano Vallenilla Lanz, ministro hasta entonces del Interior, y Pedro Estrada, jefe de la policía política del régimen, la Seguridad Nacional, excluidos por las Fuerzas Armadas y personajes muy cercanos a Pérez Jiménez.
Este cuadro político y militar, comienzan a generar efectos y se publican diversos manifiestos en contra del gobierno tambaleante, firmados por hombres y mujeres que representaban los más diversos campos de la actividad económica, profesional y cultural, además pronunciamientos públicos de instituciones nacionales, entre ellos el Colegio de Ingenieros, la Asociación Venezolana de Periodistas, federaciones obreras y sectores empresariales que anteriormente no habían tenido oportunidad de protestar por conformismo, miedo o represión.
La marcha por la democracia
La convocatoria a la marcha por la democracia fue realizada por líderes y dirigente de los partidos políticos democráticos que se movilizaban a través de la Junta Patriótica, organismo formado el año anterior con la misión de concertar acciones entre dichos partidos en favor de incentivar la lucha popular y la agitación política en contra del gobierno, así como por diferentes sectores de la sociedad civil que se unieron en un clamor por la libertad y el fin de la represión.
El 21 de enero, la actuación de los partidos, la Junta Patriótica, los estudiantes, sectores empresariales y culturales, junto con las masas populares, tomaron la iniciativa de unirse a los oficiales alzados y brindarles un apoyo definitivo, a pesar de las amenazas del gobierno y la presencia de fuerzas militares en las calles, la población no se amilanó y salió a manifestarse de manera pacífica.
La represión brutal
La respuesta del régimen fue brutal, las fuerzas de seguridad lanzaron gases lacrimógenos y dispararon contra los manifestantes, causando heridas y muertes, sin embargo, la determinación del pueblo venezolano no se doblegó y la marcha continuó hasta llegar al Palacio de Miraflores, símbolo del poder dictatorial.
La caída del dictador
Finalmente, la presión popular y la deserción de algunos sectores clave del gobierno, como el ejército y la Iglesia, lograron que Pérez Jiménez abandonara el país en la madrugada del 23 de enero, poniendo fin a su régimen dictatorial.
Pérez Jiménez se ve derrotado y deja el Palacio de Miradores rumbo a La Carlota, el aeropuerto de Caracas, para tomar el avión presidencial que lo conduce a la República Dominicana, trasladando a Pérez Jiménez, su familia y sus más íntimos colaboradores.
Así finaliza un régimen que se había impuesto por casi 10 años en Venezuela y ese mismo día, una Junta de Gobierno Provisional se formó para garantizar la transición hacia la democracia.
El inicio de una nueva era
Con la caída de Pérez Jiménez, se abrió paso a un proceso de transición hacia la democracia en Venezuela, un periodo de reconstrucción y reconciliación nacional que sentó las bases para el respeto a los derechos humanos, la separación de poderes y la participación ciudadana en la vida política del país.
La lucha no fue fácil y hubo momentos de tensión y violencia, pero finalmente, después de varios días de intensos enfrentamientos, el régimen de Pérez Jiménez cayó y el pueblo venezolano pudo celebrar la llegada de la democracia.
El 23 de enero de 1958 quedó marcado como el día en el que Venezuela recuperó su libertad y dio inicio a una nueva era de democracia y respeto a los derechos humanos. Aunque los desafíos políticos y sociales siguieron presentes en el país, la gesta del pueblo venezolano en esta fecha demostró que la unión y la lucha por la justicia pueden lograr grandes cambios.
El golpe de estado del 23 de enero en Venezuela marcó un antes y un después en la historia del país, sentando las bases para la construcción de una sociedad más justa y democrática. Fue un momento de unidad y valentía que demostró que, cuando el pueblo se une en pro de un objetivo común, no hay nada que lo detenga.
Hoy, más de seis décadas después, el legado de aquel 23 de enero sigue vigente en la memoria colectiva de los venezolanos, recordándoles la lucha por la democracia.
Con información de Diccionario de Historia de Venezuela
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