Es un disparate. No existe ninguna razón para que aceptemos este incumplimiento de la Constitución. Lo que sucede es que pone de manifiesto dos cuestiones importantes. En primer lugar, la soledad de Sánchez, ya que no cuenta con una mayoría de gobierno sólida y coherente. Y en segundo lugar, que es incapaz de negociar.
Es cierto que no podemos exigir a un político mentiroso que sea coherente y cumpla sus compromisos. La mentira permanente se ha convertido en un instrumento de acción política. Por ello, llamarle mentiroso no es un insulto, sino una descripción de la realidad.
Por Francisco Marhuenda
Es bueno acudir al propio Sánchez como fuente de autoridad cuando dijo: «Si no hay Presupuestos Generales del Estado, el señor Rajoy lo que tenía que hacer era anticipar las elecciones». Lo normal en los países de nuestro entorno es que los medios de comunicación exijan que cumpla lo que dijo en su día.
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Ahora que El País se ha librado de la nefasta e inquietante influencia del multimillonario José Miguel Contreras tiene la oportunidad de iluminarnos con un editorial criticando la falta de presupuestos y exigiendo elecciones. No existe ninguna razón objetiva que impida la aprobación de presupuestos. Una opción, como si fuéramos Alemania, es sentarse a negociar con el PP.
Hay que descartarla, porque Sánchez no es un patriota y solamente piensa en su propio interés. Es como los niños consentidos por sus padres que no están dispuestos a soltar el juguete, aunque no sea suyo. Por supuesto, el sindicato sanchista de periodistas y medios de comunicación aplaude con fervor sus incoherencias y mentiras.
En cambio con Rajoy exigían elecciones anticipadas. Cuando compró la mayoría de la investidura con la amnistía era evidente que comenzaba una legislatura ingobernable. Es cierto que tiene el camino de hacer cesiones indignas que debiliten la cohesión social y el Estado de Derecho.
Y con ello se abre la segunda opción. No tiene más que llamar a Bruselas y preguntarle a Puigdemont qué quiere a cambio de sus votos. Por ejemplo, el referéndum independentista sería una opción y tiene a Conde-Pumpido a sus órdenes para declararlo constitucional. No hay disparate sanchista que no esté dispuesto a blanquear. El único problema es que el independentismo está en decadencia. Otra salida es regalarle la presidencia de la Generalitat.
Por Francisco Marhuenda
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