La violencia de género continúa siendo una lacra en Venezuela, con cifras que encienden las alarmas. Según Aimee Zambrano, directora editorial y fundadora del Monitor de Feminicidios de Utopix, el primer trimestre de 2025 cerró con un promedio de un femicidio cada 63 horas en el país, revelando una preocupante tendencia de violencia contra las mujeres. La especialista hizo estas declaraciones en el programa «Sin Duda» de Unión Radio, donde además destacó que los casos de femicidios frustrados se reportaron con una frecuencia aún mayor: uno cada 49 horas.
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Zambrano detalló que la mayoría de estos crímenes son perpetrados por parejas o exparejas de las víctimas, un patrón que se conoce como femicidios íntimos. Sin embargo, también se registran casos, aunque en menor medida, donde los agresores pertenecen a bandas delincuenciales o son familiares de las víctimas, ampliando el espectro de la violencia.
Cifras preocupantes
Los datos presentados por Utopix, basados en el monitoreo de medios de comunicación ante la ausencia de cifras oficiales, revelan que durante el primer trimestre de 2025 se contabilizaron 44 femicidios frustrados, 34 femicidios consumados y 23 femicidios de venezolanas ocurridos en el extranjero.
Aunque las estadísticas muestran una ligera disminución en comparación con años anteriores – con 42 femicidios consumados en el mismo período de 2024 y 74 en 2020 –, la situación se mantiene críticamente alarmante. La persistencia de estas cifras subraya la urgencia de implementar medidas efectivas para proteger a las mujeres y erradicar la violencia de género en todas sus manifestaciones.
Jóvenes agresores
Un aspecto que merece especial atención, según Zambrano, es el perfil de los agresores. La mayoría de ellos son jóvenes, con edades que oscilan entre los 16 y los 45 años. Esta tendencia plantea nuevas y complejas interrogantes sobre los factores sociales y culturales que están alimentando la perpetuación de la violencia de género entre las nuevas generaciones en Venezuela.
La situación exige una respuesta integral que involucre no solo a las autoridades, sino también a la sociedad en su conjunto, para abordar las raíces de esta violencia y construir un entorno seguro para todas las mujeres.
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