El presidente Donald Trump informó que Estados Unidos atacó tres instalaciones nucleares en Irán, algo que las autoridades iraníes confirmaron.
«Hemos completado con gran éxito nuestro ataque contra tres instalaciones nucleares en Irán, entre ellas Fordo, Natanz y Isfahán. Todos los aviones se encuentran ahora fuera del espacio aéreo iraní», escribió en su red social Truth Social.
En una declaración televisada posterior, el presidente estadounidense añadió: «Nuestro objetivo era la destrucción de la capacidad de enriquecimiento de uranio de Irán y un alto a la amenaza nuclear planteada por el Estado patrocinador del terror número uno del mundo».
Y describió los ataques como un «éxito militar espectacular» que produjo la destrucción «completa y total» de las tres instalaciones nucleares.
El ministro de Asuntos Exteriores iraní, Abbas Araghchi, reaccionó a los hechos calificándolos como una «grave violación» a la Carta de las Naciones Unidas, el derecho internacional y el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares.
«Los acontecimientos de esta mañana son indignantes y tendrán consecuencias duraderas», escribió.
Y agregó Araghchi: «Irán se reserva todas las opciones para defender su soberanía, sus intereses y su pueblo».
Los ataques estadounidenses en suelo iraní se dieron en coordinación con Israel, confirmaron el presidente Trump y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
«Trabajamos como equipo, como quizás ningún otro equipo ha trabajado antes», expresó Trump.
Netanyahu reaccionó al ataque felicitando al mandatario estadounidense y agregó: «El presidente Trump y yo solemos decir: ‘La paz a través de la fuerza’. Primero viene la fuerza, luego la paz».
«La historia recordará que el presidente Trump actuó para negarle al régimen más peligroso del mundo las armas más peligrosas del mundo», concluyó.
Un funcionario le dijo a la agencia de noticias Reuters que los bombarderos B-2 estuvieron involucrados en los ataques estadounidenses.
Se cree que EE.UU. usó esos aviones para accionar el penetrador de municiones masivo (MOP) GBU-57A/B, la mayor bomba no nuclear «rompebúnkeres» del mundo.
Se trata de un arma de 13.600 kg de peso que solo posee ese país y que solo pueden llevar los B-2, aviones de más de 50 metros de envergadura.
Israel le había pedido a Washington que interviniera, porque solo esta arma tiene la capacidad de penetrar el complejo subterráneo de Fordo, situado en las profundidades de una montaña.
Desde el inicio de los ataques entre Irán e Israel el pasado 13 de junio, estaba sobre la mesa la pregunta de si Estados Unidos intervendría o se quedaría al margen.
Los ataques de este sábado llegan apenas dos días después de que el presidente estadounidense dijera que tomaría esa decisión «en un plazo de dos semanas».
Durante la campaña electoral, Trump había insistido en la necesidad de dejar de involucrarse en «guerras eternas» y prometió que, de ser elegido, no incursionaría en ninguna y acabaría con las que ya estaban en curso.
Una posible escalada
Según la corresponsal para Norteamérica de la BBC Nomia Iqbal, la participación de EE.UU. en este conflicto genera preocupación por una posible escalada de la tensión en Medio Oriente.
En su declaración televisada, Trump afirmó: «Irán, el matón del Medio Oriente, ahora debe hacer la paz. Si no lo hacen, los ataques futuros serán mucho más grandes y mucho más fáciles».
«Por 40 años, Irán ha dicho ‘muerte a Estados Unidos, muerte a Israel’. Han matado a nuestra gente. Les han volado los brazos, les han volado las piernas con bombas en la carretera. Esa era su especialidad», prosiguió.
«Perdimos a más de 100 personas. Y cientos de miles a lo largo del Medio Oriente, y alrededor del mundo, murieron como resultado del odio. En particular, muchos murieron por cuenta del general Qasem Soleimani», subrayó.
«Hace mucho tiempo decidí que no dejaría que esto pasara. No continuará», aseveró.
Según CBS, cadena socia de la BBC, EE.UU. se había comunicado por canales diplomáticos con Irán antes de llevar a cabo los ataques para anunciar que su intención no es conseguir un cambio de régimen sino debilitar el programa nuclear iraní.
Previamente, Trump había expresado que su intención tampoco es, por ahora, matar al líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei.
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, había dicho horas antes del ataque que una intervención estadounidense directa en el conflicto sería «muy, muy peligrosa».
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Las autoridades iraníes confirmaron los ataques a las tres instalaciones mencionadas por Trump.
«Se han escuchado varias explosiones en Natanz e Isfahán, hemos visto ataques cerca de las instalaciones nucleares de Isfahán y Natanz», expresó Akbar Salehi, vicegobernador de seguridad de Isfahán, una provincia al sur de Teherán.
La televisión estatal iraní ha tratado de restarle importancia a los ataques de EE.UU y dijo que las tres instalaciones nucleares ya habían sido evacuadas.
Irán «no sufrió un golpe importante porque los materiales ya habían sido retirados», afirmó el subdirector político de la cadena estatal iraní, Hassan Abedini.
Uno de los presentadores afirmó que la destrucción total de Fordo que anunció Trump no es cierta, y que «solo se averiaron dos túneles a la entrada y la salida».
La Organización de Energía Atómica de Irán, por su parte, calificó el ataque de «salvaje», y señaló que «a pesar de los planes maliciosos de los enemigos», los científicos y expertos «mantendrán el avance de la industria nuclear del país».
Irán ha defendido que sus instalaciones nucleares no tienen fines militares; es decir, que no se usan para fabricar armas sino para producir energía.
Fordo
Uno de los objetivos del ataque fue Fordo, una planta de enriquecimiento de uranio bajo tierra, situada a unos 96 km al sur de la capital, Teherán.
Se cree que Fordo constaba de dos túneles principales que albergan centrifugadoras que son utilizadas para enriquecer uranio, así como una red de túneles más pequeños.
Antes del ataque de este sábado, Israel le había pedido a Washington que interviniera, ya que Estados Unidos es el único país con capacidad militar para atacar la instalación.
El bombardero B-2 era el único avión capaz de llevar el penetrador de municiones masivo (MOP) GBU-57A/B, que podía penetrar la capa de concreto que protegía a la instalación de Fordo.
Los ataques israelíes de los últimos días ya habían provocado daños en las instalaciones nucleares de Natanz e Isfahán.
Según el ejército israelí, sus ataques contra Isfahán habían logrado desmantelar «la instalación que producía uranio metálico, la infraestructura de reconversión de uranio enriquecido, laboratorios, e infraestructura adicional», pero al menos una parte bajo tierra no había sido alcanzada.
La instalación en Natanz incluía una sala de centrifugadoras subterránea, que, según el ejército israelí, también resultó dañada en un ataque reciente.


«Este es un momento trascendental»
Análisis del corresponsal de la BBC Mark Lowen desde Tel Aviv, Israel
La pregunta que surge tras los ataques estadounidenses contra Irán es ahora cuál será la reacción de Teherán.
Se trata de un momento crucial en la guerra y en las relaciones entre Irán e Israel, que tiene implicaciones potencialmente enormes para la seguridad estadounidense.
Hay alrededor de 40.000 soldados estadounidenses en esta región. Estarán en estado de máxima alerta.
Ayer, los hutíes respaldados por Irán en Yemen amenazaron con reanudar los ataques contra los barcos estadounidenses en el mar Rojo si Estados Unidos se involucraba militarmente en Irán.
Ahora habrá un gran temor a las represalias iraníes contra los activos estadounidenses y militares en la región y, por supuesto, a cómo Irán tomará represalias contra Israel.
Las reacciones
Las reacciones desde dentro y fuera de Estados Unidos al ataque a Irán no se han hecho esperar.
«Estoy profundamente alarmado por el uso de la fuerza por parte de los Estados Unidos contra Irán hoy. Se trata de una escalada peligrosa en una región que ya se encuentra al borde del abismo, y una amenaza directa para la paz y la seguridad internacionales», escribió en X el Secretario General de Naciones Unidas, António Guterres.
Y agregó que «existe un riesgo creciente de que este conflicto se salga rápidamente de control, con consecuencias catastróficas para la población civil, la región y el mundo».
Políticos demócratas en EE.UU. han criticado la decisión de Trump argumentando que se trata de una escalada que puede traer consecuencias devastadoras para el país y que el presidente pasó por encima del Congreso y violó la Constitución.
El líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, dijo que el presidente Trump «engañó al país sobre sus intenciones, no solicitó la autorización del Congreso para el uso de la fuerza militar y corre el riesgo de enredarse en una guerra potencialmente desastrosa en Oriente Medio».
El senador Bernie Sanders recordó que «la única entidad que puede llevar a este país a la guerra es el Congreso», y la representante Alexandria Ocasio-Cortez incluso aseveró que es motivo para adelantar un juicio político.
Los copartidarios de Trump, como el senador republicano Mitch McConnell, han, por el contrario, celebrado su decisión. «Aprovechar esta oportunidad no es una escalada hacia la guerra, sino una respuesta prudente a los belicistas de Teherán», escribió McConnell.
En América Latina, el presidente chileno, Gabriel Boric, condenó el ataque en tanto «atacar centrales nucleares está prohibido por el derecho internacional».
Su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel sumó que los hechos de hoy arrastran «a la humanidad a una crisis de irreversibles consecuencias».
Con información de BBC
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