El presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha lanzado una acusación directa y sin precedentes contra la cúpula de seguridad de Estados Unidos, afirmando que los intereses de Washington en el Caribe y la frontera venezolana no tienen que ver con la seguridad o el narcotráfico, sino con el control de los vastos recursos energéticos.
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La declaración, dirigida en respuesta a altos funcionarios del Departamento de Defensa de EE. UU., subraya una visión geopolítica que considera la presencia militar norteamericana como una amenaza a la soberanía regional.
Petro fue enfático al sentenciar que las motivaciones detrás del despliegue militar estadounidense en la zona son puramente económicas y energéticas. El mandatario colombiano no se limitó a señalar a un país, sino que involucró a toda la región petrolera en su crítica.
«Ustedes lo que quieren es el petróleo de Venezuela y de Guyana, eso es todo», afirmó el presidente, sugiriendo que la preocupación por la estabilidad regional es una fachada para ocultar una ambición mucho más profunda: el dominio sobre el crudo.
La lucha antidrogas como velo geopolítico
La crítica de Petro se centró en desmantelar la narrativa oficial de Estados Unidos en el Caribe. El presidente colombiano acusó a Washington de utilizar la lucha antidrogas y la retórica de seguridad como un pretexto para justificar su presencia militar.
En un mensaje que rápidamente se viralizó, Petro fue contundente al exigir: “No tiren misiles en el Caribe para ocultar el verdadero veneno”, aludiendo a que el verdadero foco de preocupación es el potencial energético y no el tráfico ilegal.
Este planteamiento geopolítico enmarca la tensión entre Venezuela y Guyana por el Esequibo en una lucha de poder más amplia, donde las potencias extranjeras buscan capitalizar la riqueza del territorio en disputa.
El Esequibo es una región clave, no solo por la larga disputa territorial, sino por las masivas reservas de petróleo y gas descubiertas en sus aguas. El respaldo militar de EE. UU. a Guyana en la controversia es visto por líderes como Petro como una intervención directa en los asuntos de los países sudamericanos.
Soberanía, energía y la crisis climática
La postura del presidente de Colombia no solo defiende la soberanía de las naciones, sino que también se alinea con su visión de la crisis climática. Petro ha insistido en diversos foros internacionales que la solución a la disputa del Esequibo no es quién debe explotar el petróleo, sino que este no se extraiga en absoluto para proteger la selva amazónica. Esta propuesta radical y ambientalista añade una capa ideológica a su crítica, sugiriendo que la búsqueda de combustibles fósiles por parte de las potencias es inherentemente destructiva.
Al cuestionar directamente la intención del Secretario de Defensa de EE. UU. y el despliegue de barcos en el Caribe, Gustavo Petro se posiciona como una voz fuerte que exige una política de respeto mutuo y autodeterminación para los países latinoamericanos, libre de las presiones de las grandes potencias interesadas en los recursos energéticos.
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