Los primeros santos venezolanos llenan al país de esperanza. José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles representan todo lo que está bien. Seres que en vida fueron empáticos, capaces de ponerse en el lugar del otro. Un hombre y una mujer con la firme convicción de que sin trabajar por los demás, la vida no tendría sentido. Su actuar en este plano estuvo lleno de virtudes, honestidad, solidaridad y como dijo el papa León XIV durante la ceremonia de canonización, realizada el pasado 19 de octubre, “fueron una lámpara de la fe, bienhechores de la humanidad por sus corazones encendidos de devoción”.
Por Luis Alonso Hernández
Su historia nos inspira a seguir su ética y son un extraordinario ejemplo para las jóvenes de hoy día, que se van convirtiendo en adultos en un mundo inundado por guerras, racismo, xenofobia y odio a quien lleva una vida de manera diferente. La madre Carmen Rendiles y el doctor José Gregorio Hernández, a pesar de los obstáculos, ayudaban a la gente sin condiciones, practicando el amor en su máxima expresión, lo que les permitió llevar una vida plena, queridos por el prójimo, dignos de ser elevados a los altares celestiales como en efecto sucedió.
Lea también Salud laboral, medicina 4P y médicos centauros
Su historia también nos invita a mantener la esperanza. Su canonización ocurrió en tiempos muy críticos para Venezuela, afectada por un régimen que no perdona pensar distinto, que limita las libertades civiles, entre ellas la de expresión. Un régimen que ha saqueado las arcas nacionales, destruyó Petróleos de Venezuela, asfixió a las universidades, robó elecciones y fue capaz de matar jóvenes, a través de la propia Guardia Nacional, durante las manifestaciones en contra el gobierno ocurridas en 2014 y 2017. Frente a esta realidad, los santos Hernández y Rendiles también nos deben llenar de fuerza para seguir adelante, y desde nuestras tribunas, proyectar una patria libre de la tiranía, bajo el manto de la divinidad.
Y es que esta canonización es un guiño de ojo de los cielos para con nuestro pueblo, que ha llevado rejo parejo con la mal llamada revolución. Nuestros santos son motivo para mantener la fe intacta. Son motivo para afianzar la oración y convertirla en un arma poderosa en virtud de visualizar el verdadero cambio. Son motivo para recuperar el sueño de una tierra democrática, próspera, de oportunidades para todos, en donde las madres y abuelas, puedan abrazar de nuevo a los hijos exiliados. Son motivo para pedir la intercesión del Dios Padre, en una batalla terrenal entre el bien y el mal.
San José Gregorio Hernández y Santa Carmen Rendiles son motivo para no desmayar nunca, sostener la inspiración, ver el mañana con optimismo. Son motivo para sentirnos orgullosos del gentilicio venezolano, de levantar el pecho y mostrar el tricolor, de agradecer a la madre patria por vernos nacer y ofrecer cobijo durante años. Son motivo para unir voluntades, hacer el bien y seguir en las luchas justas, en especial, cuando se vulnera el derecho a la propia vida.
Por Luis Alonso Hernández
Visítanos en Twitter e Instagram