Expertos en aviación civil de Trinidad y Tobago han intervenido para ofrecer una perspectiva mesurada en medio de las crecientes tensiones regionales, asegurando que el reciente aviso emitido por la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) sobre el sobrevuelo de Venezuela y el sur del Mar Caribe no debe interpretarse como un preludio de un conflicto inminente.
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Ramesh Lutchmedial, exdirector general de Aviación Civil trinitense, fue categórico al afirmar que esta medida no implica, de manera alguna, la inminencia de un conflicto militar en la nación suramericana.
El exfuncionario, en una entrevista para la agencia de noticias EFE, remarcó que la FAA, poseedora de uno de los mejores sistemas de navegación aérea e inteligencia del mundo, ha emitido la advertencia como una recomendación.
Esta alerta insta a las aerolíneas estadounidenses a ejercer cautela e informar detalladamente sobre sus rutas de vuelo previstas en el área.
Lutchmedial explicó que la acción es de naturaleza estrictamente precautoria en esta fase. «Suelo decir cosas que puedo respaldar con pruebas. En esta fase, se trata de una medida de precaución, pero si la situación se agrava, se designarán zonas de exclusión aérea», sentenció el experto, sugiriendo que solo una escalada real del riesgo justificaría un paso más drástico.
El aviso de la FAA se enmarca en un contexto de persistentes fricciones geopolíticas entre Washington y Caracas, exacerbadas por el despliegue militar en el Caribe por parte de Estados Unidos, una operación oficialmente destinada a combatir el narcotráfico.
Esta situación de alta sensibilidad ha tenido repercusiones prácticas, llevando a varias aerolíneas internacionales de peso, incluyendo a Iberia (España), TAP (Portugal), Gol (Brasil), Turkish (Turquía) Caribbean (Trinidad y Tobago), LAN (Latam) y Avianca (Colombia), a suspender temporalmente sus vuelos hacia Venezuela como medida de seguridad preventiva. A pesar de esto, aerolíneas locales como Laser y Estelar han confirmado que sus operaciones domésticas e internacionales se mantienen con normalidad.
Trinidad y Tobago, como vecino directo de Venezuela, mantiene un interés vital en la estabilidad regional. Previamente, las Fuerzas de Defensa trinitenses (TTDF) habían activado una «alerta máxima», lo que generó un estado de pánico en Puerto España.
No obstante, el gobierno de Puerto España llamó a la población a la calma, asegurando estar en contacto con la embajada de Estados Unidos y afirmando que no existía motivo de preocupación inminente para los ciudadanos.
En ese sentido, el mandatario venezolano, Nicolás Maduro, ha reaccionado al despliegue calificándolo de «amenaza» y ha denunciado los intentos de proyectar una imagen negativa de su país desde el «norte», desestimándolo como un «refrito» político.
La advertencia de la FAA, si bien subraya el «aumento de la actividad militar» en la zona, es clara al precisar que la fuerza aérea venezolana no ha manifestado intenciones de atacar aeronaves civiles.
La posición de los expertos de Trinidad y Tobago busca disipar la alarma pública, reafirmando que, a pesar de las tensiones, la alerta actual es una pauta de prudencia aérea en un entorno volátil, y no una confirmación de hostilidades inmediatas.
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