Opinión

Historias en cuarentena: El gato Barcino

Hola a todos, gracias por leerme y gracias a la página Núcleo Noticias por permitirme en esta cuarentena, dejar mi impresión de lo que nos toca.

Pensé en describir como la llevamos los muy grandes; soy una bisabuela de 78 años y pensé, sí los jóvenes están cansados, aburridos, cuánto más nosotros que somos los más endebles en esta situación.

Por Elvia Hidelgadis León Machado

Por ello pensé más bien en dejar mis recuerdos aquí. Tengo tiempo pensando en que un día mis nietos y biznietos, querrán oír historias de una abuela que no está, pero podrían leerme, o alguien les contará mis recuerdos.

Vieja como soy, aún me gusta leer recuerdos, me hacen sonreír.

Todos los grandes tenemos algo que contar, y me he dado cuenta que muchos jóvenes no tienen recuerdos de sus abuelos, porque no se sentaron nunca junto a ellos.

No son cuentos esto que les contaré, son los recuerdos de una niña de 6 años que no desea llevarse sus recuerdos con ella.

El gato barcino

Este era un gato grande y gris, «barcino», dijo mi abuela cuando le pregunté por lo gris del pelaje. En ese tiempo me gustaban los gatos, los cargaba y dormía con ellos. Él me seguía siempre.

Un día lo vi durmiendo al sol y tuve una idea: Había oído que tenían 7 vidas y quise ver si era cierto. Agarré al barcino, subí las escaleras y abrí la ventana de mi cuarto. Era un 1er piso. Lo lanzé y corrí escaleras abajo. Allí estaba el gato, bueno y sano. lo volví a agarrar, subí y lo lanzé muerta de risa.

A la 3era vez, mi abuela me ve con el gato y pregunta: «¿qué le estás haciendo al gato?». Nada, -digo-, subo y lanzo al gato. Al bajar veo a mi abuela subiendo la escalera, me ve y dice: «¡Amanda, mira lo que está haciendo esa niña con ese pobre gato!»

Yo bajo y cuando subo, encuentro a mi amá parada en mi cuarto con la correa en las manos. «¡Suelta ese gato Hidelgadis, no te voy a hacer nada!».
Solté el gato, corrí como el viento por las escaleras, mientras oía su voz airada: «¡sí vuelves a lanzar el gato otra vez, te voy a dar una pela; y otra cuando llegue tu papá!».

Bastó y sobró. Más nunca lo volví a hacer. Barcino siguió siendo mi amigo, hasta que murió de viejo.

@Ehlm0205


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