Servicios y costumbres de los habitantes es lo que identifican a las regiones y cuando se transforma es un golpe a la idiosincrasia y una nación a quien se le limiten o los induzcan a cambiar sus costumbres y tradiciones a algo positivo, va en detrimento de la sociedad; no se debe perder la identidad por ninguna razón; esto sobre todo en el estado QUE NOS OCUPA el Estado Lara una ciudad que siempre ha sido alegre, bonchona, chichachera.
Por: José Gerardo Mendoza Durán
Hoy es una ciudad pasiva, recogida y hasta triste, melancólica, como si se estuviese pendiente de algo dificultoso que va a pasar o pueda pasar; además de las tantas cosas que ya han pasado, cabe aquello que nos dejó dicho Albert Einstein con vigencia permanente dice así “ La vida es muy peligrosa no por las personas que hacen mal sino por los que se sientan a ver lo que pasa”; este mensaje es aplicable a la Región Centro Occidental y sin duda en todo el país por ejemplo: si usted tiene necesidad de hacer una diligencia y requiere un taxi; ya ese servicio no existe, desapareció, aun siendo un servicio de primera necesidad y tan necesario para la mayoría de personas que no tienen vehículos e imperiosamente deben movilizarse; lo más graves la gran cantidad de familias que se alimentaban con este noble trabajo, aquellos que tienen una vida en positivo, cuantos profesionales hay que sus padres los formaron, los alimentaron, los criaron, los educaron, con su título de chofer dando servicio a la comunidad; cuanto desempleo y carencia en los hogares a traído ese flagelo y la desilusión porque son víctimas, un hombre acostumbrado a trabajar hoy se encuentra que no hizo nada y mañana no tengo nada que hacer, eso es el peor castigo a un ser humano que su única ilusión es el digno trabajo y el dolor de no recuperarse.
No sé quienes son los culpables de estas anomalías y la destrucción es como un gozo positivo; solo un cerebro distorsionado debe ser feliz viendo cómo cambian y desaparecen costumbres y servicios; tales como la información que nos brindaban los kioscos de periódicos en cada urbanización o esquina; conozco más de uno dedicado por más de 50 años, criaron y educaron a su familia con mucha dignidad y con sus kiosco hoy desaparecido y sus DUEÑOS, empleados o pioneros hoy sumados a la tristeza y aumentando el inventario de desempleados, los pregoneros que pasaron buena parte de su vida vendiendo periódicos hasta con ciertas comodidades y felices criando a su familias alimentados, bien vestidos, pensemos todos cual será el destino de tantas personas como estas y que habrá pasado con su carga familiar que dependían de su noble trabajo.
Por: José Gerardo Mendoza Durán
Visítanos en Twitter e Instagram