Para algunos esto resultará una novedad y para otros (más ágiles en la alcoba) una curiosidad repetida pero “no todos los besos de pareja se dan en la boca”. Es así que el parque de diversiones de la sexualidad nos lleva hasta el beso de Singapur (pompoarismo o kabazza).
Esta técnica ancestral -de unos 3.000 años de antigüedad- es oriunda de la India y consiste en emular el sexo oral con una diferencia clave: en lugar de nuestra boca, las succiones y las contracciones se realizan con la vagina.
“La idea es que las mujeres podamos ejercer una presión consciente sobre el pene durante la penetración y excitar a nuestro compañero con las variaciones de intensidad y movimientos. La práctica resulta bastante placentera para los hombres”, explica la sexóloga Nora Herrero.
Además permite intensificar los orgasmos femeninos porque activamos la zona del conducto vaginal que se con las estructuras internas del clítoris. “La única advertencia es evitar intentarlo durante el embarazo y mientras menstruemos debido a que podrían aumentar los cólicos. Tampoco se sugiere para los hombres con eyaculación precoz”, recalca.
La sexóloga Raquel Graña explica con detalle en qué consiste la práctica del beso de Singapur. Una vez que estemos realizando el coito, debemos intentar contrar esa musculatura durante la penetración. Llegados a este punto uno de los aspectos más importantes para que la práctica resulte satisfactoria es la comunicación. Nuestra pareja nos dirá si siente la fuerza que hacemos sobre su miembro.
La práctica del beso de Singapur se caracteriza por la capacidad para contraer y relajar la musculatura vaginal de forma controlada hasta el punto de poder llegar a retener el pene. No es una práctica erótica sencilla, porque si ya resulta complicado contraer la musculatura a solas, aún es más difícil cuando se tiene un pene dentro.
Para disfrutar del beso de Singapur la sexóloga aconseja insistir y practicar. La idea es que lo intentéis practicar una, dos, las veces que queráis y que vuestra pareja os diga qué es lo que siente y si le gusta o no. Al comienzo será difícil pero, si insistís, poco a poco os irá pareciendo más sencillo.
Una vez perfeccionada la técnica existe la posibilidad de probar a combinar movimientos de cadera con las contracciones, si bien esto requiere aún más pericia.
Probar nuevas cosas y disfrutar de una sexualidad consciente resulta positivo para la pareja, si bien la sexóloga de Intimas Conexiones insiste en asegurar que, como siempre se dice en el ámbito del erotismo, cada persona es un mundo y no todas las personas disfrutan de esta práctica ni la ven placentera.
Con información de: La Gaceta
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