El nuevo rector suplente de Consejo Nacional Electoral, designado por el Tribunal Supremo de Justicia del régimen, Luis Fuenmayor Toro fue acusado de abuso infantil en el 2007 por su pareja sentimental.
Un juzgado del Área Metropolitana de Caracas, dictó medida privativa de libertad para el rector de la Universidad Central de Venezuela por la presunta comisión del delito de abuso sexual a niños.
En una entrevista para Canal I, la ex pareja sentimental del también médico farmacólogo comentó que desde el año 2002 ya había hecho actos de exhibicionismo al niño víctima“.
A través de pruebas mostró los abusos en contra del menor y su propia persona, cometidos por Fuenmayor, quien fue su pareja por durante más de dos años.
La madre de la víctima también relató acerca de las sustancias presuntamente inyectadas en el niño -previas al abuso sexual- que serían usadas por el farmacólogo para relajar el esfínter anal y permitir la penetración; unos minutos después este vuelve a su tonicidad normal sin aparente huella de violación.
En el año 2000, la segunda esposa del ex rector de la UCV, doctora Agustina Vargas -madre del pequeño presuntamente ultrajado- denunció a su marido por presunto maltrato físico contra ella y contra el niño, que para ese momento tenía dos años, explicó el abogado defensor Rafael Tosta.
Dos años más tarde, en 2002, pese a muchos inconvenientes, los acusadores lograron que se girara una medida de protección para Vargas y para el pequeño en la que se le prohibía a Fuenmayor acercarse a ellos.
Desde 2002 hasta 2007 ocurrieron varios eventos, narró Tosta. Se abrieron dos juicios. Uno en el que Fuenmayor Toro acusó a su esposa de abandono de hogar, pese a que la Sala número dos del Tribunal de Protección del Niño y el Adolescente de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas autorizó a Agustina Vargas a separarse “temporalmente del domicilio conyugal” por los maltratos físicos que sufrían ella y el niño.
El otro juicio, explicó Tosta, fue en contra del psiquiatra para que se le sancionara por los actos de violencia. Los dos siguieron su curso en medio de innumerables retardos, indicó el abogado acusador. Nunca hubo conclusión de ninguno.
Además, durante esos cinco años, Vargas, al parecer, fue víctima de atentados físicos y varias amenazas de muerte. En ese tiempo, presuntamente, el ex rector violentó la medida de protección y tuvo contacto con su hijo.
El pequeño, explicó Tosta, comenzó a manifestar miedo por la figura de su padre y rechazo contra los colegios. En algunas consultas con psicólogos -que fueron recomendadas por los supuestos maltratos físicos- el niño dijo haber sido ultrajado por su padre. Y en su relato aportaba detalles alarmantes.
Al estudiar las acusaciones, se decidió llevar al pequeño a un médico para que lo revisaran y luego fue remitido a médicos forenses que determinaron el abuso.
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