Nacional

Venezolana en el Darién: Cuando sales de casa le dejas todo a Dios

Daisy Sandoval es una madre soltera de 25 años que salió de Venezuela en febrero en busca del “sueño americano”. Confiada en Dios y acompañada por un grupo de sus amigos, dejó su país ya sus seres queridos.

En declaraciones a ACI Prensa, el socio de noticias en español de CNA, Sandoval dijo que para salir de Venezuela tenían que “cruzar el mar en barco; fue una hora y media de viaje”, hasta llegar al pueblo de Necoclí en Colombia.

De ahí salieron “cerca de 1.000 migrantes para internarse en la selva del Darién”, relató.

“Esta selva separa a Colombia de Panamá. Es el paso más peligroso de Latinoamérica para llegar a Estados Unidos. El segundo más peligroso es Nicaragua”, explicó.

Leer más Unos 1.500 militares más reforzarán la frontera entre EEUU y México

“Hay muchas gargantas, hay un calor y una humedad tremendos. Noté que había muchos migrantes, no solo latinoamericanos”, sino también gente que venía de la India, así como de países árabes y del continente africano.

La región conocida como el Tapón del Darién es una zona selvática y pantanosa de unas 6.500 millas cuadradas. Se encuentra parcialmente en Panamá y Colombia y cruzar la región es extremadamente difícil. Es la única área donde hay una ruptura en la Carretera Panamericana, que recorre la mayor parte de América del Norte y del Sur desde Alaska hasta Argentina.

El Tapón de Darién se considera una de las rutas migratorias más peligrosas del mundo y puede llevar hasta 10 días cruzarlo. Según las autoridades panameñas, de enero a marzo de este año más de 87.000 personas cruzaron por esta región.

En 2022, más de 248.000 inmigrantes indocumentados ingresaron a Panamá y cruzaron el Tapón de Darién.

Caminando con Dios

“Cuando sales de casa, le dejas todo a Dios para que te salga bien. Si hicieras las cosas sin Dios, nada sería perfecto. En cambio, estando con Dios todo sale perfecto según sus planes… Mira, este es tu camino, pasa por aquí, haz esto. Todo es más fácil caminando de la mano de Dios”, dijo.

Sandoval compartió que su viaje le costó “alrededor de $2,500”. Recaudar ese dinero viviendo en Venezuela, aseguró, es “imposible”, por lo que años antes de partir a EE.UU. tuvo que trabajar en Chile, “y luego regresé a Venezuela para irme de nuevo”.

Según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), “más de 7 millones de personas han salido de Venezuela buscando protección y una vida mejor” y más de 1 millón de venezolanos han solicitado asilo en diferentes partes del mundo, mientras que otros 211.000 están reconocidos como refugiados.

“En Panamá llegamos a una oficina de la ONU, donde nos dieron comida y transporte. Tenía miedo de pasar por Nicaragua, porque además de la guerra hay mucha vigilancia y mucho tráfico de personas”, dijo Sandoval.

Amplíe la información en Ncregister

Más Contenido


Visítanos en Twitter e Instagram

Comentarios