En el marco del Día Mundial de la Trombosis, expertos en salud han elevado la alarma sobre la estrecha y peligrosa relación entre la obesidad y el aumento exponencial del riesgo de trombosis. La condición de exceso de peso no es solo un problema metabólico, sino un factor que altera profundamente la fisiología sanguínea, creando un caldo de cultivo ideal para la formación de coágulos que pueden resultar fatales.
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La trombosis venosa profunda (TVP), que ocurre cuando un coágulo se desarrolla en una vena profunda, generalmente en las piernas, se ve directamente potenciada por el peso corporal elevado. Según la Dra. Patricia Casais, del Grupo Argentino de Hemostasia y Trombosis (Grupo CAHT), la relación es doble y se potencia con el sedentarismo.
La falta de actividad física y el exceso de peso no solo elevan la presión en las venas de las extremidades inferiores, sino que modifican los factores de coagulación que protegen el sistema vascular.
El mecanismo biológico del riesgo elevado
Los especialistas explican que la obesidad genera un estado de inflamación crónica en el cuerpo. Esta inflamación modifica proteínas clave en la sangre, desequilibrando el sistema de coagulación y favoreciendo que las plaquetas se agrupen y formen coágulos. Este mecanismo biológico explica por qué las personas con exceso de peso tienen entre 2 y 4 veces más probabilidades de desarrollar una TVP que aquellos con un peso considerado normal.
Si un coágulo de TVP se desprende y viaja hasta los pulmones, puede causar una embolia pulmonar, considerada una emergencia médica de alto riesgo. Lamentablemente, la trombosis es un problema de salud pública mundial, vinculado directamente a un fenómeno trágico: una de cada cuatro personas en el mundo muere por enfermedades derivadas de fenómenos trombóticos.
La tendencia global, que ha visto cómo la obesidad se duplica en adultos desde 1990 según la OMS, está modificando el perfil epidemiológico de la trombosis. La Dra. Dolores Puente, también del CAHT, advierte que la obesidad está anticipando la aparición de eventos trombóticos en etapas más tempranas de la vida. Las personas obesas menores de 40 años tienen hasta cinco veces más riesgo de sufrir una TVP.
La prevención de la trombosis exige una estrategia integral que va más allá del control de peso. Incluye la reducción de comorbilidades como la diabetes, la hipertensión y el tabaquismo.
Los expertos insisten en la importancia de la actividad física regular, mantener un peso saludable y buscar atención médica inmediata ante síntomas de TVP, como dolor, hinchazón o cambios de coloración en las piernas, para evitar complicaciones severas.
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