Opinión

¿Quién debía ser el Nobel de la Paz?

Una vez concluida la conversación telefónica entre el  representante noruego del Premio Nobel y la lideresa venezolana María Corina Machado, la aclamación se hizo sentir en la ciudadanía venezolana, el eco se sintió en el panorama mundial, figuras importantes de pronunciaron con beneplácito.

Pareciera que el Premio Nobel de la Paz, cual una bengala en el firmamento, hubiese establecido una línea luminosa, clara entre quienes  están con la Paz y quienes no. Una señal de auxilio ante el mundo, para socorrer a una nación que  languideciente batalla por su libertad, su vida, y cuyo liderazgo lo encarna una mujer abnegada e indoblegable: María Corina Machado.

Por Luis Enrique Vizcaya

Su tenacidad y coherencia, ha iluminado un camino para el  cambio, brillado en medio de dos  usurpaciones. Por un lado, la usurpación que hace el  gobierno destructivo, del poder que  la voluntad de casi 8 millones de venezolanos confirió  como presidente a Edmundo González Urrutia. Por  otro  lado  la usurpación que,  desde la oposición, ejecutan personajes y organizaciones partidistas, quienes han hablado a su nombre, durante años, conviviendo con el gobierno, negociando la esperanza, frustrando la certeza de un cambio.

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En medio de tal batalla, María Corina remontó  la cuesta de la incredulidad, de la desesperanza moral y material, creció para elevar un liderazgo decente, confiable que no está nómina, para unir a una mayoría ciudadana e ir por la libertad, la democracia, prosperidad. Siempre insistiendo en el reconocimiento de la voluntad nacional y una transición  pacífica  hacia la democracia.

Un gobierno que impide el ejercicio de la democracia, que cierra más de 300 emisoras y medios de comunicación, que usurpa y no respeta la voluntad soberana de sus ciudadanos,  acusado ante la Corte Penal Internacional de crímenes de ‘lesa humanidad’, no solo por  cientos de víctimas, sino por gobiernos de varios países, entre ellos Canadá, Argentina y Chile.

Acusado también con  testimonios, testigos, pruebas, de más de 20 mil asesinatos en las barriadas más pobres de Venezuela, todo sustentado  ante la Comisionada de la ONU. Con especial relevancia el reciente  informe  también de la ONU de cientos de crímenes de lesa humanidad. No olvidar que casi el 30% de los venezolanos ha escogido el viacrucis de la diáspora huyendo del hambre y la represión.

Un gobierno que somete a cientos de sus ciudadanos a las mazmorras y la desaparición, no puede ser catalogado de otra manera que como un Gobierno en Guerra contra sus nacionales. En medio de este escenario de terror, destrucción y miseria ha emergido un liderazgo que representa la Paz, es decir: Democracia, libertad, prosperidad, el retorno de su diáspora, el respeto a los DD.HH., la condición humana.

Por Luis Enrique Vizcaya

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