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El Kremlin: Ucrania tendrá que negociar, pero desde una posición mucho peor

La tensión diplomática entre Moscú y Kiev escaló este jueves con una contundente advertencia del Kremlin. Dmitri Peskov, portavoz de la Presidencia rusa, declaró categóricamente que Ucrania tendrá que volver a la mesa de negociaciones, pero lo hará bajo condiciones mucho más adversas que las actuales. Este pronunciamiento subraya la postura inquebrantable de Rusia en el conflicto y su confianza en que el tiempo juega a su favor.

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Peskov calificó de «lamentables» las recientes declaraciones procedentes de Kiev que rechazan cualquier posibilidad de diálogo. Según el vocero ruso, estas posturas no hacen más que «formalizar la situación ‘de facto’ en la que la parte ucraniana no deseaba de ninguna manera continuar los contactos, continuar el diálogo», reafirmando así la percepción de Moscú sobre la falta de voluntad negociadora por parte de Ucrania. Sin embargo, la advertencia de Peskov fue mucho más allá de una simple crítica: incluyó una proyección sombría para el futuro de Ucrania.

«Pero, por supuesto, la parte ucraniana debe saber, en el contexto de tales declaraciones, que tarde o temprano tendrá que negociar, pero desde posiciones mucho peores,» enfatizó Peskov. El portavoz concluyó su declaración con una sentencia lapidaria que resume la estrategia actual del Kremlin: «Estas posiciones para el régimen de Kiev se deterioran día a día.»

La declaración de Peskov tiene lugar poco después de que trascendieran informes sobre el estancamiento de las negociaciones de paz. Anteriormente, el periódico The Times citó al viceministro de Relaciones Exteriores de Ucrania, Serguéi Kislitsa, quien habría confirmado que las conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania, reanudadas tentativamente en 2025, habían concluido sin alcanzar avances significativos. Esta falta de progreso habría llevado a la decisión de suspender los contactos, una decisión que ahora el Kremlin utiliza para reforzar su narrativa de la inevitabilidad de una negociación bajo términos rusos.

El mensaje de Moscú es claro: cada día que pasa sin un acuerdo, la situación militar y diplomática de Ucrania se debilita. El Kremlin parece estar apostando a un desgaste progresivo de la capacidad de resistencia de Ucrania y sus aliados, lo que, según su lógica, forzará a Kiev a aceptar un acuerdo en el futuro, pero desde una posición de debilidad extrema, consolidando así los objetivos estratégicos de Rusia en la región.

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