La organización humanitaria Cáritas Venezuela ha emitido un informe exhaustivo que enciende las alarmas sobre la severa crisis alimentaria que afecta a la población infantil del país, la cual detalla está en riesgo de desnutrición aguda.
La institución advirtió que los indicadores de desnutrición han regresado a niveles críticos, comparables a los experimentados durante la emergencia más aguda de 2016-2017.
Según el balance presentado, un alarmante 29,5% de los niños evaluados en las comunidades monitoreadas presenta cuadros de desnutrición aguda o se encuentra en alto riesgo de padecerla.
Esta cifra subraya la magnitud de la crisis que compromete el desarrollo a largo plazo de casi uno de cada tres menores en las zonas más vulnerables.
Impacto crítico
El estudio de Cáritas no solo se limita a la estadística general, sino que desglosa la gravedad del riesgo.
Del total de desnutrición aguda detectada, el 6,6% corresponde a la clasificación moderada, mientras que un preocupante 2,5% ya se ubica en el grado de desnutrición severa.
Esta diferenciación es crucial, ya que el estado severo requiere una intervención inmediata y especializada para prevenir daños irreversibles o el deceso del menor.
La vulnerabilidad se concentra especialmente en los grupos de menor edad: la organización humanitaria reveló que el 42% de los casos de desnutrición detectados se localiza en niños menores de dos años.
Este grupo etario es el más susceptible a los daños permanentes causados por la falta de nutrientes esenciales, afectando su desarrollo cerebral y corporal de manera irreversible.
Cáritas insiste en que estos datos demuestran la necesidad urgente de focalizar recursos en la primera infancia.
Doble vulnerabilidad: Madres y adolescentes
La crisis nutricional se extiende a la población gestante y lactante, un grupo directamente vinculado a la salud de las próximas generaciones.
El informe señala que el 18% de las mujeres embarazadas y en periodo de lactancia monitoreadas presenta algún tipo de riesgo nutricional.
Particularmente sensible es el dato que indica que este porcentaje asciende al 23% entre las adolescentes embarazadas.
La desnutrición o el riesgo nutricional en las madres adolescentes no solo complica su salud, sino que aumenta exponencialmente la probabilidad de que sus hijos nazcan con bajo peso y desarrollen problemas crónicos de salud y desarrollo, perpetuando así el ciclo de la pobreza y la vulnerabilidad.
Factores estructurales
Cáritas enfatiza que la desnutrición no es solo un problema de disponibilidad de alimentos, sino que está íntimamente ligada a fallas estructurales.
El estudio apunta directamente a la precariedad en los servicios públicos: el 90% de las familias vulnerables encuestadas reporta que no tiene acceso constante a agua potable.
La escasez de agua aumenta el riesgo de enfermedades gastrointestinales e infecciones, las cuales a su vez impiden la correcta absorción de los pocos nutrientes que los niños consumen, complicando severamente los tratamientos nutricionales.
Finalmente, la organización alertó sobre la reducción en el flujo de fondos de cooperación internacional y el retiro o la menor presencia de actores humanitarios en el terreno.
Esta disminución de apoyo externo está limitando la capacidad de respuesta de Cáritas y otras ONG para atender la creciente demanda, lo cual amenaza con agravar aún más la emergencia humanitaria.
Ante la regresión a los niveles críticos de desnutrición, Cáritas reitera su llamado urgente a la comunidad internacional para que se fortalezca y se mantenga la ayuda humanitaria en Venezuela.
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