Los docentes del alma máter carabobeña que se ubican en el escalafón más alto, devengan un salario mensual de 2,5 dólares. Para paliar la crisis, aseguran que han tenido que emprender diversas actividades económicas. Durante 2020 renunciaron 83 profesores de la UC.
Violerva Alastre es profesora de la Universidad de Carabobo (UC) desde hace 17 años, en su récord académico cuenta con un doctorado en Educación, especialidad Matemáticas. Cuando ingresó a esta casa de estudios y decidió impartir clases a tiempo completo, nunca imaginó que con el pasar los años su salario quedaría reducido a cuatro dólares mensuales, que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas de su núcleo familiar.
Recordó sus años de prosperidad económica. En 2006, Alastre ya contaba con casa propia y vehículo. Hacía lo que más le gustaba: dar clases a los futuros profesionales del país. Su esposo también es docente en la Universidad de Carabobo. Ahora ambos devengan un salario que se hace insuficiente para cubrir alimentación, salud, recreación y la educación de su hija de 12 años de edad.
Leer más: Arquidiócesis de Caracas alerta sobre sacerdotes falsos que cometen estafas
La realidad económica los llevó a reinventarse para generar ingresos. Los profesores venden productos de limpieza, a la par que imparten clases particulares. Alastre recordó con tristeza que había ayudado a muchos estudiantes de primaria, bachillerato y hasta universitarios brindando asesorías gratuitas. Sin embargo, la crisis económica la llevó a cobrar por sus clases.
Aseguró que si continúa con la dedicación exclusiva en la Universidad de Carabobo se “muere de hambre”. Se hace la idea de que está desempleada.
Debemos asumir que estamos desempleados, que nos botaron de la universidad sin darnos una carta de despido, porque hay una relación laboral rota. Yo quiero dar clases, a mí me gusta dar clases; de hecho, para mí ha sido una bendición dar clases en mi casa porque eso me apasiona. Quiero formar el futuro y el presente de este país, pero si sigo trabajando 100 % en la UC me muero de hambre”, afirma la docente.
Relatos como el de Alastre se suman a las innumerables situaciones de pobreza que atraviesan los docentes universitarios, lo cual, aseguran, viola sus derechos humanos, por no poder cubrir su alimentación y las de sus familiares, necesidades de salud, recreación, derecho al trabajo y a la investigación.
Ni para la investigación
Gianina Fusco, profesora adscrita al departamento de Ciencias Sociales de la escuela de Ciencias de la Educación y coordinadora del proyecto de extensión, visibilización y educación de los Derechos Humanos de Ciencias de la Educación, aseguró que desde 2001 se visibiliza una violación estructural y sistemática de los derechos humanos que se ha profundizado en los últimos años.
Para Fusco es evidente que se ha violentado el derecho a la seguridad social Los salarios de profesores se ubican por debajo del umbral de pobreza extrema establecido por Naciones Unidas, que considera un salario pobre el devengar 1,25 dólares diarios. Un profesor universitario que se encuentra en el escalafón más alto solo gana 2,5 dólares mensuales en estos momentos.
Fusco indicó que en la Facultad de Ciencias de la Educación, 60 % de los profesores han perdido en los últimos años entre 20 y 30 kilos de peso, porque no pueden satisfacer sus necesidades alimenticias. Solo en 2020 renunciaron 83 profesores.
Sostiene además que aún no cuentan con una data exacta de docentes fallecidos por no tener recursos para acceder a medicamentos. “Semanalmente vemos que dos o tres profesores piden auxilio a través de las redes sociales para costear su tratamiento médico”.
El derecho a la investigación también se está violentando. Los docentes universitarios no tienen acceso a internet, no pueden pagar ese servicio con su salario, y en la Universidad de Carabobo no hay equipos de computación ni presupuesto para realizar investigaciones.
Fusco también reflejó que el derecho a la libertad académica está siendo transgredido por los constantes ataques a la autonomía universitaria.
Los docentes universitarios que decidieron alzar su voz de protesta por las precariedades económicas que están atravesando actualmente, tienen sus solicitudes claras para el Ejecutivo nacional: sincerar la escala de salarios de profesores, brindar condiciones laborales para que docentes y trabajadores universitarios continúen con sus actividades, y dotar la Universidad de Carabobo con nuevos recursos tecnológicos que propicien el crecimiento educativo.
Con información de: CrónicaUno
Visítanos en Twitter e Instagram