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Mentiras de la industria pornográfica que hay que erradicar

Diversos estudios han generado confusión en relación a los efectos negativos del consumo de cine para adultos o porno. La industria pornográfica mueve cientos de millones y aunque se siga consumiendo, cada vez son más las personas que preguntan por estos supuestos efectos nocivos y luchan a veces con su propio deseo, por temor a que les afecte neurológicamente o se puedan convertir en monstruos sexuales o adictos.

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Argentina ocupa el puesto número 19 de países con mayor consumo y entre sus principales búsquedas figura “lesbianas” y “anal”. Un 64% de los consumidores son hombres y un 36% mujeres.

La mayoría asegura, en público, no verlo o se lo ocultan a sus parejas, pero la realidad es que millones de personas de todo el mundo lo hacen y la oferta no solo es extensa sino muy accesible. Es evidente que existen riesgos, sobre todo si acceden niños o adolescentes, aún no maduros emocionalmente para entender lo que ven.

Este ranking con las porno-mentiras o creencias erróneas sobre la pornografía más habituales y compartidas en nuestra sociedad, quizá le saquen de dudas.

1- El porno representa la realidad

Como ocurre con otros tipos de películas, las pornográficas son creaciones más o menos artísticas, basadas en situaciones de la vida cotidiana, pero no fieles a la realidad. Esto sirve para que nos identifiquemos y nos hagan sentir protagonista, cumpliendo su objetivo principal, excitarnos. Pero el componente estético y la fantasía juegan un papel especialmente importante que las alejan de cumplir criterios de realidad. Por ejemplo no son una muestra fiel de la sociedad en cuanto a tamaños y formas de los genitales, ni tampoco a los tiempos ni a la respuesta sexual humana. Es un espectáculo, no un documental.

2- No afecta a los comportamientos sexuales

Por supuesto sí afecta. Se ha descubierto que ver porno habitualmente hace que las personas se sientan más cómodas y se muestren más abiertas con respecto al sexo. Sin embargo, también podría perjudicar a nuestra salud. Un estudio determinó que los hombres que veían más porno sin protección, tendían a no protegerse y mantener mayores relaciones sexuales sin preservativo. Por el contrario si se ven películas donde el condón está presente, la tendencia es a utilizarlo. Hay que seleccionar el material, por tanto.

3- Los que ven porno son más promiscuos

Los estudios apuntan que no es cierta esta asociación salvo en el caso de las personas que son más infelices. En este grupo también se apreció que eran los que más pagaban por sexo. Por lo que no parece que la pornografía provocara estos efectos sino, más bien, que lo hacían factores preexistentes en las personas.

4- Solo hay un tipo de porno

Hay muchas corrientes, tantas como prácticas, orientaciones sexuales, público o directores. También hay porno amateur o casero, no profesionalizado, y más o menos duro. Grabado, en directo o en webcam.

Incluso hay dos tipos de porno cada vez más en auge, el porno ético y el feminista, donde se muestra un trato sexual mucho más realista e igualitario entre los participantes. Este se suele asociar al público femenino aunque no necesariamente es así, pues gusta tanto a hombres como a mujeres. Sí surgió en contraposición al llamado porno convencional, cuyo público es mayoritariamente masculino, está pensado para su disfrute principalmente y suele ser bastante machista y patriarcal.

5- Fomenta la violencia sexual

Aunque muchas investigaciones han asociado el consumo de pornografía con actitudes y comportamientos violentos, una de las investigaciones más reciente, concluyó que la evidencia causal entre violencia y uso de pornografía es escasa, por lo que no se podría asociar esta al aumento de la conducta de asalto. Curiosamente otros estudios determinaron que el uso de pornografía era habitual entre agresores sexuales. Sin embargo, los estudios de Neil Malamuth, de la Universidad de California, concluyeron que, si una persona sexualmente agresiva de base consumía una gran cantidad de porno convencional, era más propenso a cometer actos sexualmente agresivos. Asemejó el uso de la pornografía al del alcohol, alegando que estos nos son intrínsecamente peligroso salvo que la persona presente factores de riesgo. Vamos, que sería similar a lo que sucede con las películas de acción del cine comercial.

6- Afecta negativamente el trato hacia la mujer

Siguiendo la línea del punto anterior, los investigadores de las Universidades de Copenhague y California determinaron que no era el consumo de pornografía lo que generaba el mal trato hacia las mujeres, sino que si los consumidores presentaban niveles bajos en «amabilidad», un factor de los cinco evaluados en el reconocido test de personalidad ’big five’, sí era probable que este ocurriese.

7- Lo ve gente sexualmente insatisfecha

Esto parece asociarse al tipo de pornografía consumido. Una investigación descubrió que en los hombres así parecía, pero no en el caso de las mujeres consumidoras de porno. Según los investigadores, esto puede deberse a que las mujeres suelen ver más porno con su pareja que en solitario. Otros estudios concluyeron que los hombres heterosexuales se sentían más dedicados y satisfechos cuando los veían con su pareja, pues solían ver menos actos sexuales consentidos cuando los veían a solas.

8- Si mi pareja ve porno no me quiere

Su pareja tiene derecho a su vida sexual individual, y dentro de esta puede utilizar las herramientas que considere y más le gusten. Esto no es un criterio para determinar si le quiere más o menos. Pero también se puede compartir. El consumo de porno en pareja suele afectar en positivo a sus vidas sexuales y afectivas, siempre que se desee por ambas partes. De hecho se puede proponer en terapia, siempre seleccionando el tipo de porno más adecuado, según el caso.

Sí hay estudios que indican que cuando una persona, estando en pareja, comienza a mirar porno en solitario, podría predecir el divorcio. En cualquier caso, la pornografía no sería la causa del mismo, sino el mal estado de la pareja lo que le llevaría a ver porno en estos casos.

9- Es altamente adictivo

Aunque pueda ser un componente de la adicción al sexo, aún no se ha demostrado que la pornografía cause adicción. Sí existirían personalidades de mayor riesgo para las adicciones de cualquier tipo, incluida la adicción al porno. Investigadores de la Université Laval de Québec, encontraron tres perfiles de consumidores de porno. El 75% se encontrarían dentro del perfil recreativo, donde se encontraban la mayoría de mujeres, no se destina más de 24 minutos a la semana a esta actividad, presenta los mayores niveles de satisfacción sexual y los menores en disfunciones.

El 25% restante, se distribuía de manera equitativa entre los perfiles angustiado y compulsivo. Los primeros suelen ser personas solteras, con gran sentimiento de culpa y vergüenza, y eran los que menos tiempo le dedicaban, 17 minutos semanales. Los compulsivos destinan más de 110 minutos a la semana y en su mayoría son hombres, presentando una peor gestión emocional, malas estrategias sexuales y propensión a ciclos compulsivos.

10- Reduce el tamaño del cerebro

El cerebro no se reduce por ver porno, o al menos aún no se ha demostrado. En 2014 apareció un alarmante estudio que afirmaba que se reducía el cuerpo estriado, una zona cerebral vinculada al placer. Pero las causas quedaron difusas. En cualquier caso, y como ocurriría con cualquier tipo de consumo, hacerlo de manera moderada, recreativa y eligiendo contenidos adecuados, sería la clave para mantener su salud física, relacional y psicoemocional.

Con información de: Cosmopolitan


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