Recientemente, la alta comisionada para los derechos humanos de la ONU emitió un nuevo informe sobre la realidad de Venezuela. Y cuando digo que habló sobre la realidad, es porque es verdad, nada de lo que dijo es mentira.
Les explico, detalló que el salario mensual es menor a 1 dólar, que los alimentos han aumentado 1.800% en un año, que un tercio (1/3) de los venezolanos sufre inseguridad alimentaria y que los servicios básicos limitados, por eso digo que es la realidad.
Pero lo que me da risa es que aquellos que hace un par de días, no mucho, gritaban alaridos de rabia, molestia, indignación, porque Bachelet se había tomado una foto sonriendo con Nicolás Maduro, hoy la hacen tendencia con frases como “Bachelet le da duro al régimen”.
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Con esto quiero decirles un par de cosas: primero, yo creo siempre que la política es el arte de hablar con todos, con quien sea, con el que tenga que hablar, para poder tener toda la información y además, de esa forma, poder generar soluciones reales para la gente.
Segundo, la cordialidad y la diplomacia es algo que los venezolanos hemos perdido con el transcurso del tiempo porque nos hemos vuelto mezquinos, y hasta incómodos para la sociedad ya que la polarización nos ha llegado hacer creer que somos dueños de la verdad.
Ahora bien, este nuevo escenario pone a las señoras del Cafetal, y no porque vivan allí, a ser voceros y paladines de la verdad absoluta ¿cómo? Me preguntaran, bueno diciendo que ahora Bachelet si es buena, pero hace un par de días no.
¿Esto como los deja? Me preguntarán nuevamente, los adjetivos calificativos se los dejo a ustedes estimados lectores, sin embargo, y creo que es lo único que voy a utilizar es el de “increíble”.
Increíble que sigan jugando con la gente, que los sigan viendo como tontos útiles, pero sobre todo que sigan estigmatizando aquellos que piensan distinto ustedes solo por simplemente pensar, porque al final del día, actúan igual que el gobierno de Maduro.
Alejandro Castillo
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