Opinión

Día de la Industria Nacional

Cuando la revolución bolivariana llegó al poder en 1999, en Venezuela había unas 13.000 industrias activas aproximadamente. Ahora, un poco más de 20 años después, quedan 2.500, quizá hasta menos, y las que todavía sobreviven lo hacen con solo 20% de su capacidad instalada, y para la Confederación de Industriales de Venezuela (CONINDUSTRIA), que tiene como lema “Un país es tan fuerte como sus industrias”, esta realidad pone en riesgo el futuro del país.

La industria es el conjunto de procesos y actividades que tienen como finalidad transformar las materias primas en productos elaborados, de forma masiva. Sin embargo en Venezuela en las últimas décadas, lamentablemente la demagogia y el excesivo gasto público, acompañado de políticas monetarias erradas, incertidumbre política, ausencia de financiamiento, fallas recurrentes en servicios públicos como el suministro de electricidad, agua, combustible y la ausencia de unidades de transporte para traslado de las mercancías”, crearon una economía totalmente insostenible, debilitando a todo el sector realmente productivo de Venezuela, sin dejar de mencionar que sólo han operado el 50% de las industrias en pandemia.

Progresivamente a lo largo de estos años, las industrias venezolanas perdieron la capacidad de convertir la moneda local en los dólares o divisa extranjera, indispensables para comprar materia prima en otros países. Por otro lado, las materias primas que solían conseguirse en territorio venezolano se hicieron escasas debido a las políticas de compra, toma, expropiación y expoliación implementadas por los Gobiernos de Hugo Chávez y de Nicolás Maduro, que convirtieron a muchas empresas privadas en empresas públicas.

A eso se suma el férreo control de precios vigente, que obligo a la industria nacional a vender su mercancía por debajo del costo de producción y ha contribuido a que numerosas compañías se descapitalicen, cierren sus puertas o interrumpan la fabricación de ciertos bienes.

Para la gran mayoría de los industriales y empresarios en el país, es necesario entablar un diálogo entre gobierno, empresarios y trabajadores. Pero la realidad es que no hay posibilidad de que la economía y producción mejore si el oficialismo sigue en el poder.

Venezuela necesita un cambio no solo de gobierno sino de paradigmas. El libre mercado, la libre iniciativa y el respeto a la propiedad privada son elementos fundamentales en la necesaria recuperación no solo del sector manufacturero de sino de la economía nacional. Porque ya desaparecieron el 80 % de las industrias de Venezuela en 20 años de régimen socialista, reflejando en el país un PIB que presenta los niveles de contracción más graves de su historia, sin mencionar el fenómeno de la hiperinflación.

El deber ser

En la mayoría de los países con sistemas democráticos, el nivel de vida está
determinado por la productividad con la cual se utilizan y transforman los recursos, la competitividad busca alcanzar estándares superiores de calidad de vida, que dependen de diferentes factores, como parte de la responsabilidad conjunta de todos los factores sociales, el sustento de la misma depende de niveles altos de
productividad.

Es necesario implementar políticas públicas coherentes, empezando por la ley que rige al Banco Central de Venezuela, el sistema de control de cambio, las normativas del ámbito laboral y el código de comercio, en donde la actividad industrial debe ser el núcleo de la actividad económica: “sin Industria no hay desarrollo económico sostenible, ni creación de riqueza y bienestar social”.

De darse un proceso de transición pacífico y ordenado en Venezuela posibilitaría tomar las medidas necesarias para enfrentar de manera eficaz los retos que enfrenta el país. Esto permitirá la mejora en la calidad de vida y la recuperación de la economía luego de muchos años de la destrucción económica. Dada la dimensión de los retos, es necesario enfocarse en planificar la secuencia de políticas públicas que permitan, en un primera fase, centrarse en la emergencia y lograr recuperar la institucionalidad necesaria para, luego de estabilizado el país, poder adelantar con el proceso de reformas y consolidar el proceso de mejora de la calidad de vida de la población.

De acuerdo a economistas, nuestro país tendría grandes expectativas de recuperación productiva a corto plazo. Porque en un país con una población motivada y consciente de sus capacidades y fortalezas, está destinado a experimentar en el corto y mediano plazo, un crecimiento y desarrollo económico sostenible, la necesaria diversificación de los sectores productivos y la generación de riqueza, que al final de cuentas, siendo esta, la fuente generadora de empleo, bienes y servicios, prosperidad y calidad de vida.

Arq. Abg. José Antonio Robles

E-mail: joseroblesp@gmail.com / Redes Sociales: @joseroblesmcbo


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