Antes de conseguir una oportunidad en Los Ángeles y de convertirse en una de las actrices más famosas de su generación, Cameron Diaz protagonizó un porno softcore: She’s no angel (Ella no es un ángel), del director John Rutter, que se estrenó en Estados Unidos en 1992.
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Con su debut en The Mask (La máscara), de 1994, la actriz alcanzó la fama grande y el cheque enorme. Así que lo primero que hizo fue comprar los derechos del material para asegurarse de que nadie lo viera. Además, demandó a la productora del filme para evitar que su pasado saliera a la luz. Logró ganar el juicio. Pero en esa bendición pero también condena que es la web, el largometraje terminó filtrándose. Una compañía rusa -aunque con servidores en países del Caribe-, llamada Scandal Inc, lo comercializó por el módico precio de 40 dólares (nos sabemos si al cambio oficial o al blue). En paralelo distintos servidores independientes ofrecían gratis la película.

El trabajo no era como para figurar en los anales (chiste obvio) de la pornografía, al contrario, apenas 30 minutos de una ¿historia? con un contenido de suave sadomasoquismo. Una jovencísima Cameron Díaz, de solo 19 años, vestida de pies a cuello con una malla negra, botines de cuero y mostrando sus senos, acompañada por otra mujer morena con similar atuendo, dominaba a un musculoso varón con un reducido vestuario. Un argumento digno de ganar el premio al lugar común del porno: la rubia, la morocha y el fornido varón. No se les cae una idea, sentenciaría un profesor de guión. Pese al enojo por la difusión pública del video, Cameron siguió siendo la favorita del público y de sus compañeros de elenco, que amaban trabajar con una mujer y no una diva.
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Hoy la actriz con uno de los rostros más bonito de Hollywood reivindica su derecho a envejecer sin presiones. “Creo que es cruel lo que nuestra sociedad hace con las mujeres, les hace sentir que han fracasado por hacer algo que es perfectamente natural”.
Alejada de los focos, pero feliz y plena, se sigue rigiendo por tres principios: “Hazlo lo mejor que puedas”, “la fama no es lo que eres, sino lo que haces” y “encuentra la forma de reunirte con tus amigas lo más a menudo posible”. Dicen que aunque es una linda señora, todavía se la puede ver como en sus años locos, conduciendo su descapotable a toda velocidad por las calles de Los Ángeles, saltándose semáforos, y gritando “¡que te den!” a los conductores que le tocan bocina. Y mejor que no le recuerdes su pasado porno, porque en vez de sonreír, su respuesta será un fuerte y sonoro eruto.

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