Esta imagen es de la noche antes de tener que, por razones del todo conocidas, salir momenta?neamente de Venezuela. Así que les ruego un poquito de atención, porque voy a intentar resumir lo que hablamos ese día Juan Guaidó y yo.
En 2015 el Pueblo venezolano eligió a una Asamblea Nacional, legítima y dándole una pela al usurpador. Incluso lo obligó a dar aquella declaración perversa, en la que confesó cómo la dictadura extorsiona al Pueblo.
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Y ese mismo Pueblo dio otro mandato en 2019: salir de la usurpación y, luego, convocar a unas elecciones libres, constitucionales y, sobre todo, legítimas.
Por eso es que este nuevo fraude cantado del 6D no será reconocido por la Unión Europea, ni por Estados Unidos ni por ninguna democracia seria. En dos platos: mientras en Venezuela no se haga una elección válida, que cumpla con lo que manda la Constitución (desde cómo se elige a los rectores del CNE hasta la veeduria internacional), ese mandato que dio el Pueblo en 2015 sigue vigente y vivo.
Es más: la Asamblea Nacional no requiere ni siquiera instalación el 5 de enero, porque no puede haber vacío de poder en una institución electa por el Pueblo hasta tanto no sea convocada una elección válida.
Asi de simple.
Sin embargo, tenemos que saber cobrar políticamente lo que les pasara? el 6D. Y ahí entra la importancia de la consulta del 12D.
Toda la ciudadanía honesta y democrática puede darle un golpe moral e institucional a la dictadura, poniendo en evidencia que la participación que consigamos el 12D sea el verdadero termómetro popular.
Y les juro que entiendo a quien pueda estar desalentado, a quien haya perdido la esperanza o a quien esté molesto.
La dictadura ha invertido fuerza y dinero en generar eso.
El asunto aquí es que cada quien se pregunte si tiene más razones para participar el 12D que para no hacerlo.
Dicho en cristiano: quien me diga que este 12D no quiere darle una pela a los alacranes y usurpadores del 6D, no sólo ha perdido la esperanza. También esta? decidido a perder a Venezuela en manos de quienes hoy secuestran nuestra Democracia.
Y sé que yo y los míos no los vamos a dejar.
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