Érase una vez una historia, y así empiezan todos los cuentos infantiles, pero creo que estamos en historia, comunicaciones, política. Hago está aclaratoria por la cantidad de tonterías que he visto en los últimos días sobre la vacuna.
En el artículo anterior, dije claramente mi preocupación sobre la insuficiencia en la cantidad de vacunas y lo que a mí me parecía estaba errónea en cuanto a la distribución, por ejemplo: darle al personal de las alcaldías y gobernaciones, o al alto mando político del PSUV.
Pero una cosa es hacer una crítica constructiva y otra muy distinta es usar eso de bandera cuando lo qué hay es una profunda envidia, por no tener el poder y paso a explicarme.
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Como bien sabemos, en el país hay dos oposiciones, la de Guaidó/G4 y la que es pro voto que les dicen desde alacranes para abajo. Entonces, los Guaido/G4 usan de excusa la opacidad de la información para decir que privilegian a funcionarios del “régimen” y tal, en torno al tema de las vacunas. Yo les pregunto: ¿Es que acaso si ellos tuvieran el monopolio de las vacunas, no harían exactamente lo mismo?
¿Es cuestionable que Nicolás Maduro haya privilegiado a su hijo “Nicolasito” cuando del otro lado, Guaidó seguramente hubiese hecho lo mismo por su hija Miranda? Mira creo que caemos en tirarnos de dignos cuando la verdad es que nos molesta no tener el control o el poder de las vacunas, poder decir “yo los salve a todos”.
Ahora bien, creo que ciertamente las críticas constructivas son necesarias y que 100 mil dosis son insuficientes. De hecho, 10 millones de dosis son insuficientes frente a 30 millones de venezolanos qué hay en el país.
¿Qué hay que hacer? Ustedes me preguntaran, bueno yo creo que hay que ampliar los convenios de las vacunas, es decir, no sólo quedarnos con las Sputnik V, sino generar convenios para obtener la china y también la Pfizer para lograr la inmunidad de todo el país, aún cuando la propuesta de inmunización de rebaño sea medianamente óptima.
Alejandro Castillo
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