La evolución de un liderazgo individual a liderazgo colectivo, responde, en gran medida, a las transformaciones experimentadas por la sociedad. El liderazgo colectivo, representa esta nueva forma de entender, cómo los partidos políticos y la sociedad civil en general pueden superar las deficiencias tradicionales del liderazgo individual. Necesitamos un liderazgo que deje de encarnarse en un único individuo y que aproveche la inteligencia y esfuerzo de los demás.
En Venezuela, en las últimas dos décadas vemos como el término “Unidad” es algo que se utiliza y se escucha a diario de boca de casi todos los líderes políticos y representantes en todos los sectores de la sociedad. Entonces, nos preguntamos ¿por qué si la oposición lleva años estando en unidad, luchando contra el régimen chavista-madurista, no se han logrado cumplir los objetivos, siendo mayoría y trabajando coordinadamente? o estamos ante un reto demasiado grande para que los venezolanos podamos resolverlo solos conjuntamente, a pesar de que siempre hemos dado ejemplo de lucha y organización para vencer la adversidad ¿Pero será todo esto correcto?
Desde mi punto de vista, no basta solo con estar en unidad, se necesita además, tener compromiso y una estrategia unitaria, para poder obtener resultados y así cumplir los objetivos. Esto solo se puede lograr trabajando bajo el modelo de liderazgo colectivo, el cual es necesariamente urgente en un contexto de efervescencia social como el que vivimos. Pero, para poder entender lo que significa, debemos explicar que un aspecto clave del liderazgo colectivo es que el éxito depende del liderazgo de todo un equipo y no de las habilidades de una sola persona.
Lee más: Anzoátegui quebrado
En nuestro país hay miles de líderes anónimos dejando numerosas y hermosas huellas. A lo largo y ancho de nuestra geografía encuentra uno gente que en medio de enormes dificultades, están haciendo inmensos sacrificios personales, contribuyendo a la creación de un mejor país. Tenemos que entender que los violentos y los corruptos están acabando con la esperanza de fortalecer y multiplicar el liderazgo colectivo que tanto necesita Venezuela para poder ser un lugar justo, amable y próspero para los hijos de todos. Este desorden está impactando a Venezuela desde hace más de dos décadas sin que haya un liderazgo político cohesionado, con ideas bien definidas, que sea capaz de responder asertivamente a la crisis y al caos.
La idea principal detrás del liderazgo colectivo, no es solamente constituir y juramentar un grupo de personas, sino producir resultados. Es, aunar en una causa común, las inquietudes de un amplio y diverso espectro de la población. Favoreciendo la adhesión por parte de los ciudadanos, no tanto, a un individuo, sino, a una causa, el liderazgo colectivo, actúa como una estructura, que mantiene unida a un amplio número de personas, no sólo, muy diversas, sino, altamente complejas.
Una de las virtudes del liderazgo colectivo, es que puede ser un antídoto eficaz contra el populismo, Nuestra sociedad siempre ha buscado afanosamente la contrafigura que encarne una política distinta. Ha olvidado la fuerza del liderazgo colectivo, de la responsabilidad compartida, tanto de los líderes como los demás actores, que debemos mirar hacia el mismo punto, lo que implica tener la misma visión acerca de cuál es la razón de ser de la sociedad como actores que reclaman y exigen un cambio en el país. Además, la misión es definida en conjunto, de acuerdo a los intereses y a las necesidades de todos. Cuando ésta es compartida, se hace más fácil el trabajo en conjunto, garantizando resultados positivos.
Desafortunadamente algunas de las actuaciones y estrategias de los factores de oposición en el país han estado supeditadas, salvo escasas excepciones, a conveniencia de intereses particulares de los actores, donde algunos deciden apelando a razones incomprensibles plegándose a las decisiones de otros, siendo como excusa la unidad, aun cuando estén convencidos de su inutilidad y fracaso. Todo esto gracias a los tercos e inútiles liderazgos caudillistas y mesiánicos que aún prevalecen en Venezuela. Esta es alguna de las razones por la cual no ha sido posible poder lograr una cohesión necesaria entre los líderes de la oposición y la sociedad venezolana, pues donde cabe uno no caben los demás, pero guardando falsas apariencias de unidad.
Ante todo lo planteado anteriormente, para poder cambiar y lograr los objetivos, debemos combatir el individualismo, reconstruir y consolidar los vínculos sociales, recuperando y reinventando la participación de todos los actores de la sociedad, para que formen parte del proyecto de construcción de una ciudadanía crítica, participativa y transformadora. Reconociendo, por tanto, el poder que todas las personas tenemos para crear, decidir y actuar. Desafiando el autoritarismo y el individualismo construyendo un yo colectivo, un «nosotros» que se elabore en forma progresiva y se reorganice y evolucione permanentemente. Recuperando el espacio político al reconocer los objetivos colectivos vinculados a deseos y creencias compartidas.
Lograr una verdadera unidad, que logre cumplir los objetivos de una sociedad democrática en Venezuela es posible, solo si se trabaja bajo el modelo de liderazgo colectivo.
José Antonio Robles
Visítanos en Twitter e Instagram