Cada vez me encuentro con más casos de parejas que acuden a consulta con la idea de hacer un intercambio de parejas huyendo de la rutina sexual», afirma la sexóloga Ruth González Ousset. Al contrario de lo que mucha gente cree, explica la especialista, la monotonía sexual no es algo únicamente característico de parejas que llevan muchos años de relación.
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«Hay parejas que solo llevan unos meses saliendo, pero la monogamia les resulta rutinaria y necesitan abrir la relación para avivar la llama», señala la especialista. Para que el efecto del intercambio no dinamite la pareja, lo más importante es que ambas partes estén convencidas, que la relación sea fuerte y, sobre todo, que haya confianza y respeto mutuo.
El efecto Coolidge, o efecto novedad, demuestra que el rendimiento sexual aumenta cuando aparece un nuevo compañero o compañera sexual. «Esto se debe a que cuando nos habituamos a un compañero sentimental, los niveles de dopamina (sustancia que genera placer) descienden. Por el contrario, aumentan con la novedad», aclara la terapeuta sexual Leire Méndez.»Cuando nos habituamos a un compañero sentimental, los niveles de dopamina (sustancia que genera placer) descienden. Por contra, aumentan con la novedad»
La rutina sexual se ha convertido en uno de los grandes quebraderos de cabeza a los que se enfrentan muchas parejas. El miedo a caer en la monotonía empuja a muchas de ellas a acudir a la consulta de un terapeuta sexual. “El deseo sexual inhibido es algo que preocupa a la mayoría de las personas con relaciones estables. El cansancio, la poca variedad en las relaciones y las preocupaciones diarias minan el deseo. Esto provoca que se resienta la complicidad de la pareja y que aumente el número de discusiones”, explica Méndez.
A parir del tercer año de relación, o desde que empieza la convivencia en pareja, se corre el riesgo de caer en la rutina. «La convivencia o la llegada de los hijos pueden deserotizar. Pasas de arreglarte para salir a cenar a que el tiempo en pareja tienda a reducirse y a estar en casa de cualquier manera. Por eso es importante cuidar el tiempo que pasamos en pareja y no olvidarse de mantener una actitud sexual», señala la especialista en terapia sexual Cristina Prieto.
El sexo también puede convertirse en un problema para personas que no mantienen una relación estable. «Una mala experiencia anterior o el miedo a un posible fracaso llegan a condicionar nuestra salud sexual. En consulta trato a gente muy joven, de 25 a 35 años, con patologías provocadas por inseguridad y ansiedad», confiesa Prieto.
Pero mantener una vida sexual plena y saludable puede ser más sencillo de lo que creemos. La especialista González Ousset da una de las claves: «Hay que erotizarse. Es imprescindible ir por la vida con ojos eróticos. Somos seres sexuales, no hay que olvidarlo».
Sabida la teoría, toca mirarse al espejo: cómo es mi vida sexual. He aquí una treintena de españoles valientes, emparejados, solteros, casados o divorciados, que se lanzan a definir con sinceridad, y en una única palabra, su vida sexual. El apellido se omite por deseo de los encuestados…
1. Jorge (31 años, profesor, emparejado): “Virtual. Mi novia está trabajando en Viena y, como los vuelos son muy caros, nuestras relaciones sexuales se han vuelto muy virtuales. Pasamos muchas horas en skype por las noches”.
2. Lucía (33 años, responsable de comunicación, soltera): “Imprevisible. Desde que estoy soltera hay meses que son un desenfreno y otros en los que no hay nada”.
3. María Jesús (46 años, comercial, casada con dos niños): “Lamentable. Mi marido y yo solo tenemos sexo dos veces al mes, cuando conseguimos no quedarnos dormidos en el sofá o cuando tenemos un fin de semana libre de niños”.
4. Gonzalo (37 años, informático, soltero): “Olímpica. Porque más o menos solo consigo hacer el amor cada cuatro años. El resto del tiempo me dedico a entrenar yo solo”.
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